Durante 24 horas ininterrumpidas, los alumnos de la Universidad de Santiago de Chile trabajaron en una plataforma para teléfonos móviles que permite asistir a personas que han sufrido colisiones. La app cuenta con un “botón de pánico”, como lo llaman sus creadores, que deriva la comunicación a un asistente, quien junto con tranquilizar al afectado también entrega instrucciones para hacer efectivo un seguro y denunciar el hecho.   

Estudiantes de la Universidad de Santiago de Chile desarrollaron una aplicación que busca guiar paso a paso a las víctimas de accidentes automovilísticos, permitiéndoles acceder en sus teléfonos móviles a funciones que permiten recabar pruebas para denunciar el siniestro más eficazmente, además de entregarles información respecto a cuál seguro les sirve y cómo pueden hacerlo efectivo.

Esta fue una de las iniciativas ganadoras del concurso “Desafío-Maratón de Programación 2017”, organizado por la Universidad de Santiago de Chile y las empresas BNP Paribas Cardif, Equifax y Continuum. La actividad culminó con la presentación de quince grupos, compuestos por estudiantes de distintas carreras del plantel estatal. Cada equipo expuso, en tres minutos cada uno, los proyectos que desarrollaron el pasado fin de semana, en una jornada ininterrumpida de 24 horas de trabajo.

Los ganadores del concurso fueron dos grupos, producto de las dos categorías en que se subdividió la actividad. La primera tenía como fin que los alumnos desarrollaran un modelo de Big Data usando una gran cantidad de información, a objeto de resolver problemas ligadas a la salud pública. La segunda, Mobile, buscaba que los grupos desarrollaran una aplicación que permitiera acercar a los jóvenes al ámbito de los seguros.

Asistente para choques

En esta última categoría triunfó el equipo KND, compuesto por Ian Orellana, Mauricio Rojas e Israel Martínez, estudiantes de Ingeniería Civil Informática, quienes se inspiraron en la experiencia personal de uno de sus integrantes para realizar la aplicación.

“Yo fui víctima de un choque”, confiesa Ian Orellana, quien reconoce haber quedado en shock, sin atinar siquiera a grabar un video o sacar fotos de la situación para acreditar el hecho. Por eso, asegura que no habría sido lo mismo si él hubiese tenido la aplicación que desarrollaron y que les valió el premio de un Macbook para él y cada uno de sus compañeros. “Sin pensar en nada, habría sacado el celular, habría apretado el botón y habría dejado que la aplicación lo hiciera todo”, afirma.

El estudiante alude a la alerta de siniestros o “botón de pánico”, como llaman sus creadores a la función de la aplicación. Presionándolo, un asistente de la compañía de seguros de la cual el usuario es cliente lo asiste de manera remota, a través de una videollamada, guiándolo paso a paso para que tome las decisiones correctas tras un accidente de automóvil, momento que para muchos no es habitual y, por lo mismo, de difícil reacción.

“Pensamos que fuera un bot (programa informático que efectúa tareas reiterativas) en algún momento, pero una persona también te puede calmar”, explica Orellana. El estudiante no se cierra a la posibilidad de contar con una página web, pero enfatizan que es más práctico tener la aplicación en el celular, ya que permite registrar automáticamente la dirección, la hora y la patente a través de sus diferentes funcionalidades. “Es más tranquilo, más rápido y te ahorra muchos trámites”, agrega.

“Esto es algo que se puede implementar para cada uno de los tipos de seguros que existen, pero para eso se tienen que hacer estudios sobre qué es lo que la gente realmente quiere y necesita saber cuando le pasa algo”, afirma.

Un modelo para la salud

El segundo grupo, que ganó en la categoría Big Data, fue Vendetta, conformado por el estudiante de Ingeniería de Ejecución en Computación e Informática, Matías Vargas, y los de Ingeniería Civil Informática, Ignacio Ibáñez y Joaquín Villagra. Los alumnos desarrollaron un algoritmo que permite calcular, con un 74% de exactitud, la probabilidad de que un individuo se encuentre afiliado a Fonasa, además de distinguir a qué tramo puede pertenecer. Al lograr una aproximación de los sitios donde viven la mayor parte de estos, el modelo busca determinar qué lugares son los más adecuados para colocar un centro de atención primaria de salud.

“Nos entregaron un volumen de 24 millones de datos de usuarios, que eran 12 millones de personas chilenas al año 2016 y las mismas 12 millones, al 2017”, explica Villagra. Esta comparación les permitió contrastar el comportamiento de un mismo usuario, de un periodo a otro, y según eso establecer la probabilidad de que se encuentre en el Fondo Nacional de Salud.

“Nuestro modelo obtuvo que, en el tramo D, existe casi un 90% de probabilidad de que las personas se fuguen hacia el sector privado”, sostiene. Por eso, agrega que “este método sirve para decirle al Estado, ‘por favor, invirtamos más recursos, porque la gente está reclamando y por eso se fugan’”.

Finalmente, los estudiantes determinaron que los lugares más idóneos para colocar centros de atención primaria en la Región Metropolitana son Pudahuel y Santiago. “Hay que hacer que el sector público mejore su estándar de atención, sus instalaciones e instale nuevos centros. Por eso se hizo un análisis para posicionar los centros de atención, porque la gente lo está requiriendo”, concluye.