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La jornada tuvo una convocatoria menor a la esperada.

Un mensaje de respeto e inclusión a los inmigrantes, marcó la última jornada del papa Francisco en Chile, que se desarrolló en la ciudad de Iquique.

Fue en la capital de la Región de Tarapacá donde la máxima autoridad de la Iglesia Católica entregó su mensaje ante un marco de público menor a lo esperado, en una jornada que nuevamente estuvo marcada por los cuestionamientos a la presencia del Obispo de Osorno, Juan Barros, sindicado por víctimas de abuso sexual como encubridor de estos crímenes.

“No hay alegría cristiana cuando se cierran puertas”, indicó en la homilía que pronunció en la Misa por la Virgen del Carmen en Iquique.

“Hermanos, Iquique es tierra de sueños —eso significa el nombre en aymara—; tierra que ha sabido albergar a gente de distintos pueblos y culturas, gente que han tenido que dejar a los suyos, marcharse. Una marcha siempre basada en la esperanza por obtener una vida mejor, pero sabemos que va siempre acompañada de mochilas cargadas con miedo e incertidumbre por lo que vendrá” dijo el sumo pontífice.

En esa línea indicó que “Iquique es una zona de inmigrantes que nos recuerda la grandeza de hombres y mujeres; de familias enteras que, ante la adversidad, no se dan por vencidas y se abren paso buscando vida. Ellos —especialmente los que tienen que dejar su tierra porque no encuentran lo mínimo necesario para vivir— son imagen de la Sagrada Familia que tuvo que atravesar desiertos para poder seguir con vida” agregó.

Por este motivo se debe buscar que la tierra de sueños, “siga siendo también tierra de hospitalidad. Hospitalidad festiva, porque sabemos bien que no hay alegría cristiana cuando se cierran puertas; no hay alegría cristiana cuando se les hace sentir a los demás que sobran o que entre nosotros no tienen lugar”.

Además, llamó a condenar las injusticias que se cometen en contra de quienes llegan al país: “Estemos atentos a las nuevas formas de explotación que exponen a tantos hermanos a perder la alegría de la fiesta. Estemos atentos frente a la precarización del trabajo que destruye vidas y hogares. Estemos atentos a los que se aprovechan de la irregularidad de muchos inmigrantes porque no conocen el idioma o no tienen los papeles en «regla». Estemos atentos a la falta de techo, tierra y trabajo de tantas familias”.