Mientras en países como Chile los ciudadanos deben pagar para acceder a salud y medicamentos de calidad, en Cuba la salud es concebida como un derecho social para la población, por lo que es gratuita para todos.

Es así como no obstante las falencias tecnológicas que destacan recurrentemente los opositores al gobierno cubano, Cuba presenta un alto índice de desarrollo humano y sus habitantes superan la esperanza de vida de países como Estados Unidos, tal como revelan en forma concluyente los informes de la ONU y la OMS.

Así lo muestra también este fragmento de Sicko, documental del reconocido cineasta norteamericano Michael Moore, quien se trasladó hasta la isla en una balsa, acompañado de un grupo de ciudadanos y ex bomberos de Estados Unidos a quienes se les niega tratamiento de salud en su país por no poder costear el “copago”, por rechazos debido a “preexistencias” y otras múltiples razones que esgrimen los empresarios de la salud para negarse a reembolsar los gastos de salud de los pacientes.

Ya en Cuba, recibieron al fin el tratamiento que en Estados Unidos no podían costear. El debate por la salud caló hondo en Estados Unidos, al punto que el Presidente Barack Obama desarrolló el “Obama Care”, programa social destinado a quienes no pudieran pagar y contratar un seguro privado de salud (equivalente a las isapres) dado que allí la salud es privada desde el gobierno de Richard Nixon.

No obstante, el Presidente electo Donald Trump ya ha presentado sus reparos al “Obama Care” aludiendo a que tendría un alto costo y podría generar inconvenientes a la economía del país, argumento muy similar al de teóricos neoliberales en Chile para cuestionar programas sociales que ayuden a solventar el fracaso de las privatizaciones.

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