Denisse Violeta Vera Rivera, conocida como Dnice Lua, es rapera, madre, artista y gestora cultural. Con 36 años, ha desarrollado su carrera desde Antofagasta, combinando la música con un compromiso social y comunitario que se nota en sus letras y acciones. Desde niña, encontró en el arte un espacio para expresarse y vincularse con el entorno, y hoy continúa ese camino con proyectos musicales propios y colaborativos.
Vestuario: Kim Karry
Un camino que partió desde pequeña
Lua cuenta que su relación con la música nació desde antes de nacer: su madre también hacía música y la bautizó con el nombre de Violeta en honor a Violeta Parra. En su infancia, la poesía era una constante: junto a su prima llenaban cuadernos de versos y canciones. A los 13 años grabó su primer tema con “los Flamencos” y comenzó a moverse por las tokatas de la población René Schneider, un espacio clave para la escena del rap en la ciudad.
Desde entonces, ha explorado distintas ramas del hip hop. Fue MC, bailarina (bgirl), parte de colectivos de mujeres y gestora de eventos. “Nunca imaginé que esto me cambiaría la vida, y todo se hizo posible”, recuerda.
Crear desde Antofagasta
Para Lua, ser artista desde esta ciudad del norte tiene un valor especial. Se siente conectada con el territorio y valora el entorno en que ha construido su carrera: su familia, sus compañeras, los colectivos con los que ha trabajado. “Ser de Antofagasta me da orgullo. Aquí tengo mis raíces”, dice.
Ha trabajado de forma autogestionada, apostando por proyectos con sentido y formando parte de redes locales. Cree que el arte puede tener un rol importante en los barrios, especialmente si se impulsa desde la infancia y la adolescencia. “Si el hip hop estuviera más presente en escuelas y poblaciones, podríamos ofrecer más herramientas a niños y jóvenes”, comenta.
@dnice_lua
Letras que hablan de lo cotidiano
Las canciones de Lua reflejan sus experiencias y emociones. Desde pequeña escuchó música con contenido social, y sus referentes van desde artistas chilenos como Víctor Jara o Los Prisioneros, hasta figuras internacionales como Lauryn Hill y Makiza. “La música es contención, es una manera de sacar lo que uno siente”, afirma.
Sobre su ciudad, cree que hay muchas cosas que mejorar: “Antofagasta tiene recursos, pero aún faltan espacios culturales, albergues o lugares para la recreación”.
Trabajar en colectivo y tender la mano
Uno de los momentos que más valora en su carrera fue su paso por la banda Soul de Lua. “Fue una experiencia distinta. Éramos once personas sintiendo el mismo ritmo. Eso no se olvida”. Aunque hoy sigue en solitario, conserva el cariño por quienes fueron parte.
Además de su música, también ha estado presente en acciones solidarias dentro de la ciudad. Cree firmemente en la importancia de organizarse para ayudar, sin esperar a que otros lo hagan primero. “A veces basta con hacer algo pequeño para marcar una diferencia”, dice.
Un mensaje para quienes comienzan
Lua termina con una invitación para quienes están empezando a expresarse a través del arte, especialmente niñas, adolescentes o disidencias: “No hay que esperar a estar listos o a que sea el momento ideal. Solo hay que atreverse. La música siempre está ahí para escucharte y acompañart”.
Desde Antofagasta, Lua Violeta continúa su camino con calma y determinación, demostrando que el arte, además de ser una forma de expresión, también puede ser una forma de vivir.
Vestuario: Kim Karry
Vestuario: Kim Karry