El cantante Dani Ride, oriundo de Antofagasta y representante de Chile en el Festival de Viña del Mar,
se refirió a la agresión que sufrió en el centro de Santiago pocos días después de la última elección presidencial, episodio que atribuyó a un clima de intolerancia religiosa y odio social que, a su juicio, se profundizó tras el triunfo de José Antonio Kast.
En conversación con La Voz de los que Sobran, el artista sostuvo que este tipo de hechos no pueden analizarse de manera aislada, sino en el contexto de discursos políticos y religiosos que —según afirmó— han contribuido a normalizar la violencia simbólica y física contra identidades disidentes.“Kast no me escupió en la cara, pero me atacó directamente cuando yo estuve en el Festival de Viña del Mar, con su partido político”, sostuvo.
Ride hizo referencia a los cuestionamientos que realizó José Antonio Kast en redes sociales, donde calificó la presentación del músico —con su canción Infernodaga— como un “insulto a la cultura chilena”, en el marco de lo que denominó una “cultura identitaria frenteamplista”.
Agresión y relato posterior
Las declaraciones del cantante llegan pocos días después de denunciar públicamente que fue escupido en la vía pública, episodio que vinculó a adherentes del entonces presidente electo. Según relató, el hecho ocurrió cuando caminaba por el centro de Santiago y fue increpado por un predicador evangélico, quien lo habría tratado de “hereje” y le deseó la muerte antes de escupirlo.
“Me acaban de escupir en la calle, en la cara, literal. ¿Por qué? Porque me veo como me veo”, escribió Ride en redes sociales tras el incidente, apuntando directamente al clima de odio que —a su juicio— se habría instalado desde el debate político.
Trayectoria con sello regional
Más allá de la controversia, la figura de Dani Ride tiene un especial interés para Antofagasta. El músico es oriundo de la ciudad y su paso por el Festival de Viña del Mar significó uno de los hitos más visibles de un artista local en el principal escenario televisivo del país en los últimos años.
Antes de su carrera musical a tiempo completo, Ride también se desempeñó como asesor territorial en el Congreso, experiencia que —según él mismo ha señalado— le permitió anticipar el nivel de polémica que podía generar su presentación artística en un contexto político altamente polarizado.
Debate abierto
El caso vuelve a instalar una discusión de fondo sobre los límites del debate político, la responsabilidad del discurso público y el impacto que este puede tener en la vida cotidiana de figuras culturales, especialmente cuando se trata de artistas regionales que logran proyección nacional.
Desde Antofagasta, la historia de Dani Ride no solo habla de una polémica contingente, sino también de cómo un destacado artista local enfrenta la exposición, la crítica y la violencia simbólica —y física— en escenarios donde arte y política se cruzan sin filtros.