En una ciudad marcada por la expansión minera y las constantes epidemias del siglo XIX, nació el Hospital El Salvador, un pequeño recinto levantado frente al cementerio para atender a enfermos y desamparados. Tras más de cien años, su historia sigue viva entre los muros que sobrevivieron al paso del tiempo y que hoy nos recuerdan los orígenes de la salud pública en Antofagasta.
Fundado en 1872 con aportes de la Compañía del Salitre, fondos municipales y recursos del entonces Estado boliviano, el Hospital El Salvador se convirtió en el primer recinto de salud del Norte Grande. Su nombre refleja su misión original: acoger a enfermos, pobres y personas sin hogar en una ciudad en crecimiento, marcada por la expansión minera y las constantes epidemias.
Ubicado en la calle Manuel Antonio Matta, el hospital comenzó con precarias barracas de madera sin capacidad para tratamientos complejos. Sim embargo, su rol fue vital frente a enfermedades como el tifus, la viruela y el cólera, especialmente dada la ausencia de otros centros médicos cercanos. Durante la Guerra del Pacífico (1879-1883), se anexó un Hospital de Sangre para atender a los heridos del conflicto, consolidando su función estratégica.
El aumento demográfico tras la incorporación de Antofagasta y Tarapacá a Chile impulsó su primera gran ampliación. En 1905, por orden del presidente Germán Riesco, se adquirió un nuevo terreno en Avenida Argentina con 21 de mayo. Siete años después, se inauguró un moderno edificio con capacidad para 300 pacientes, mejorando considerablemente los índices de salud regionales.
En 1920, el hospital incorporó una sección de maternidad y albergó la primera Escuela de Obstetricia del norte del país. Sin embargo, fue en los años 60 cuando se materializó una transformación definitiva. Ante una nueva explosión demográfica por el auge minero, se construyó un nuevo recinto bajo el mandato de Jorge Alessandri y se inauguró en 1966, ya como Hospital Regional de Antofagasta “Dr Leonardo Guzmán“.
El edificio original de El Salvador, aunque reemplazado como centro asistencial, permanece como testimonio arquitectónico de una época en que los hospitales priorizaban la caridad y la espiritualidad por sobre el tratamiento clínico. Su estructura refleja la evolución de la arquitectura hospitalaria en Chile: desde simples espacios hasta completas instituciones médico-científicas.


Hoy, la fachada del antiguo Hospital El Salvador es reconocida como patrimonio por el Ministerio de Salud, simbolizando más de 140 años de compromiso con la salud pública en el norte de Chile.