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Miércoles 24 de Abril del 2024 19:22

Comentario de cine: Yo vi al diablo

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Víctor Bórquez Núnez
Víctor Bórquez Núnez
Periodista, escritor, comentarista de cine. Académico del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de Antofagasta.

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Yo vi al diablo es una película sin pretensiones, que solo consigue un aceptable resultado, por debajo de las expectativas, sobre todo considerando la nobleza del género en que se arropa, el terror.

Es un filme mediano, solo destinado para la entretención básica, que desaprovecha potenciales atisbos sobre el horror, el acoso y la desesperación de una mujer que tiene visiones en pleno embarazo, sin convencer a quienes le rodean que algo muy grave está por llegar al viñedo en que se ha refugiado con su esposo después de una traumática experiencia que originó la muerte de un bebé. 

Antes de que el director Kevin Greutert se lanzara a la aventura de hacer este filme, ofició como editor de las cinco primeras películas de El juego del miedo. Le correspondió dirigir la sexta parte de la saga y hay que decirlo sin ningún tapujo fue un deplorable debut.

Lo único que queda claro es que al director parece que le quedó gustando el tema del terror y por eso reincide con ‘Yo vi al diablo’ –un título horrible si se considera que el original es ‘Visiones’, mucho más ajustado al tema y espíritu de esta aventura sobrenatural- que poco o nada aporta a un género noble y que ha dado pruebas más que suficientes para ser aplaudido.

Yo vi al diablo curiosamente es una mala película que entretiene y tiende a crecer en el cuarto final de su breve metraje (87 minutos), pero que solo demuestra que el realizador es un tipo que, sin poder hacer el trabajo de edición absurdo y desquiciado de la serie El juego del miedo, revela que nada tiene para aportar a una historia que tiene de protagonista a una pareja que, tras un grave accidente automovilístico ocurrido en Los Ángeles, que ocasiona la muerte de un bebé, se mudan a un hermoso viñedo donde intentarán rehacer sus vidas.

Resulta curioso cómo el director desaprovecha tema, actores y ritmo en su historia que, pese a no ser original, tenía al menos elementos que pudieron ser bien aprovechados, sobre todo el tema del choque de la pareja recién llegada frente a una comunidad desconocida.

Todo el peso dramático de esta irregular cinta recae en Eveleigh (Isla Fisher) quien trata de rearmar su existencia luego del accidente con su marido en un viñedo que recién adquirieron y que planean poner en funcionamiento a la brevedad, aunque desde su llegada la mujer que ya tiene tres meses de embarazo, comienza a tener visiones.

Cada vez más aterradoras, estas visiones se relacionan con hechos violentos del pasado, que ocurrieron en esa misma casa, pero muy pronto (en el mejor detalle de la película) descubrirá que la verdad es peor de lo que ella misma sospechaba.

Aunque burdas y lejanas, un buen cinéfilo no puede dejar omitir que la película se inspira en las clásicas El bebé de Rosemary y Al interior, aunque de esos títulos nobles no saca nada de provecho porque todo acá se resuelve mal, demasiado rápido y lo peor, provocando más risa que susto.

El problema de este filme es que nunca decide su rumbo. Parte como un película de suspenso psicológico (el accidente y sus consecuencias en la protagonista), pero pronto deriva al horror con toques de brujería (la mujer catadora de vinos que hace una grotesca aparición en medio de la presentación de la pareja) y deriva hacia el caos y el desenfreno total hacia el final, donde solo la salva el efecto sorpresa que contiene.

Lo más imperdonable es la manera en que el director desaprovecha a sus actores, partiendo por Joanna Cassidy, siguiendo por Jim Parsons y Eva Longoria, actores que en mejores manos brindan mucho más que sus personajes planos y aburridos que acá ofrecen. 

De este modo, Yo vi al diablo es una película carente de personalidad, que puede entretener a quienes solo buscan un escape a la rutina de los efectos especiales de las películas de superhéroes que dominan las pantallas de nuestra mediocre cartelera.

Pero es una lástima que un tema que pudo ser potente, se desperdicie de manera tan burda en un filme que parece querer tener atisbos de continuación. Eso sí que sería terrorífico.

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