El diputado de la UDI Enrique Estay rechazó esta tarde la suspensión del uso de gases lacrimógenos por parte de Carabineros para enfrentar las manifestaciones, anunciado por el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter.
El parlamentario del gremialismo señaló que “esta sucesiva serie de controvertibles decisiones debilitará la confianza con que Carabineros accionará en la calle, pudiendo incluso llegar al extremo de desmoralizar a sus fuerzas, porque a nadie le gusta que lo manden a controlar desórdenes con las manos atadas, mientras al frente los violentistas gozan cada vez de mayores garantías.”
“Un par de chorritos de agua no bastarán para controlar al lumpen que se aprovecha de las marchas para sembrar violencia en las calles. […] Veremos un aumento en el número de las agresiones contra Carabineros. A los uniformados heridos de bien poco les servirá que los ministros los vayan a confortar al hospital”, añadió el parlamentario.
El anuncio se produce mientras que la judicatura declara ilegales las detenciones hechas por Carabineros de Fuerzas Especiales durante las ultimas manifestaciones de la ciudadanía en contra de HidroAysén y por la defensa de la educación pública el pasado 12 de mayo, y por las polémicas desatadas luego de que un estudio revelara que las bombas lacrimógenas son perjudiciales para la salud humana.
Según señaló el toxicólogo de la Universidad de Chile, Andrei Tchernitchin, las bombas lacrimógenas pueden producir sangrado de la nariz y edema pulmonar, además agregó que también podría inducir abortos o partos prematuros.
Israel, uno de los países que fabrica las bombas lacrimógenas para Chile, confirmó que este componente es abortivo y también puede generar problemas respiratorios graves a las personas de la tercera edad y los niños, señaló Tchernitchin.
Por otro lado, el uso de estos elementos genera un efecto contrario al deseado, pues la sustancia química induce a la agresividad y violencia, tanto en la población que se está manifestando como en quienes la están usando como arma, puntualizó Andrei Tchernitchin.