El Gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle habría colaborado en la estrategia para que Augusto Pinochet fingiera una enfermedad mental y así evitar su extradición a España mientras estaba detenido en Londres entre 1998 y 2000. Así lo reveló Cristián Toloza Castillo, exasesor del entonces presidente, en un testimonio recogido por el investigador británico Philippe Sands, según informó BiobioChile.
De acuerdo con Toloza, se elaboró un documento dirigido al entonces comandante en jefe del Ejército, Ricardo Izurieta, en el que se detallaba cómo Pinochet debía simular depresión y demencia senil. El objetivo era impedir su extradición y asegurar su regreso a Chile, ya que Frei temía que su permanencia en el extranjero pudiera generar inestabilidad en el país.
El testimonio sostiene que el dossier contenía instrucciones específicas para que el exdictador manifestara pensamientos suicidas, confusión y otros síntomas de deterioro cognitivo. Finalmente, Pinochet retornó a Chile en 2000 y fue procesado por el Caso Caravana de la Muerte, aunque la Corte Suprema determinó que no estaba en condiciones mentales para enfrentar un juicio.
Sin embargo, los excancilleres del Gobierno de Frei, José Miguel Insulza y Juan Gabriel Valdés, negaron cualquier participación en esta supuesta estrategia. En un comunicado enviado a la Unidad de Investigación de BiobioChile, afirmaron que ni el presidente ni sus ministros habrían manipulado los hechos ni solicitado la elaboración del documento. Declarando que el supuesto informe no fue conocido ni creado por nadie del Gobierno, y si existió, se hizo a espaldas de la administración chilena.
La revelación ha generado un debate sobre el papel del Gobierno de Frei en el regreso de Pinochet y la presunta influencia de las Fuerzas Armadas en la decisión política de aquel entonces.