[mudslide:picasa,1,diarioantofagasta,5617983794832284945,320,right]Antes los estudiantes de la Universidad Católica del Norte pagaban $1.700 pesos a una empresa concesionaria por un plato semi-vacío en su casino universitario. Ahora que está bajo control de los estudiantes, los jóvenes pueden optar por un completo y equilibrado menú, cuyo valor es un aporte voluntario que beneficia a sus propios compañeros.
Una auténtica lección en gestión de un casino universitario, es la que hoy por hoy propinan estudiantes de la Universidad Católica del Norte a la empresa de alimentación Mr. Food, que funcionaba como concesionaria del complejo hasta el día anterior a que los estudiantes tomaran el control de la universidad.
Y es que, una vez iniciada la movilización, los jóvenes universitarios comprendieron que debían asumir la alimentación de los cientos de estudiantes que diariamente almuerzan en el casino universitario de la UCN.
Un problema, que se convirtió en brillante solución, de acuerdo a lo comentado por dirigentes universitarios. Las carreras se dividieron en turnos que van rotando entre la cocina, el lavado y el aseo, todo ello en forma voluntaria. Sumando lo anterior a los aportes en dinero y alimentos que los propios estudiantes y la comunidad entregan, la cocina pudo seguir funcionando, pero con una gran diferencia que se hace cada día más evidente, según comentan los propios comensales: Ya no hay una empresa que perciba las ganancias, por lo que los costos son muy inferiores y el servicio es ampliamente superior.
Este cambio de mano, mantiene principalmente contentos a los estudiantes miembros del hogar universitario y a quienes habitualmente debían almorzar al interior del recinto, ya que ahora gastan únicamente lo que corresponde al costo de su alimentación, sin necesidad de pagar demás por los fines de lucro de una empresa.
“Los niños tienen hasta jugo, buen postre, todo. Muy bueno. Y había un vaso, donde pude dejar propina voluntaria. Eché como $400 pesos y con eso pude almorar“, comenta la estudiante de Ingeniería Civil Química, Carla Segovia.
Una comparación necesaria
Leer el libro de reclamos de la empresa Mr. Food, concesionaria del casino de la Universidad Católica del Norte que despliega su publicidad en el casino universitario como si se tratara de un patio de comidas de mall, lo dice todo: “Aumenten las porciones“, “Bajen los precios“, “Esto es una estafa“; son los mensajes que llenan la mayor parte de las páginas del avejentado cuaderno, que parece ser poco leído por los representantes de la compañía.
Un menú de $1.700 pesos era a lo que podían optar los estudiantes, muchos de los cuales mostraban sus suspicacias por el alto margen entre el costo de lo que recibían y lo que realmente terminaban pagando, por lo que muchos se veían obligados a optar por comida chatarra en las tradicionales “picadas” universitarias o en las cadenas de comida rápida multinacionales.
“Antes era súper poco, la comida era del día anterior, las frutas añejas…en cambio ahora el servicio es excelente, mucho mejor que el anterior. La comida ha sido más abundante, la preparación y la organización de los chiquillos súper buena“, comenta sin dejar de sonreir la estudiante de Química y Farmacia, Constanza Acuña.
Una realidad que ya es parte del día a día de los estudiantes que siguen resistiendo al interior de la movilización y que se ha expandido como todo un rumor entre los jóvenes. “Está rica y barata la comida en el casino gracias a la toma” o “Esto sí que es almuerzo”, son algunas de las frases que circulan en las redes sociales.
Sin duda, un golpe a la cátedra que se puede estar repitiendo en varios planteles del país y conformar todo un nuevo fenómeno que de extenderse a gran escala, podría generar algún impacto en la economía local. Hasta el momento, este diario pudo comprobar que las “picadas” y otros restaurantes universitarios de Antofagasta perciben una baja de clientes, que podría redundar en sus precios.