¿Qué ven los militantes de derecha que sus cúpulas no?

Uno podría pensar que hoy, a juzgar por lo que veo y escucho en medios nacionales y en algunos medios de europeos (Madrid y Paris), el Chile que espera enfrentar un nuevo plebiscito nacional en abril de este año está totalmente polarizado y se divide en dos grandes bandos: los “Rechazo” y los “Apruebo”. Tal como lo fue en el plebiscito de 1988, donde estaban los por el “Si” y los por el “No” en una proporcionalidad de mucha incertidumbre (hay que acentuar).


Pero resulta que actualmente, por más intentos que se den o se quieran dar, el escenario no es ese. Todos los datos, sondeos y encuestas hablan de que una amplia mayoría de connacionales votaría eventualmente por el “Apruebo” a la posibilidad de revisar y determinar qué tipo de texto constitucional nos debe regir para enfrentar los desafíos del futuro. Asimismo, sólo una minoría apoyaría la opción del “Rechazo”.


Ahora bien, lo curioso y digno de análisis especializados es por qué motivo, en momentos de tensión como la que hoy tenemos, los sectores políticos oficialistas no han podido cerrar filas entre los propios adherentes y simpatizantes desde la mirada comunicacional y desde la narrativa que el gobierno debe tener con el fin de fortalecer el proceso eleccionario, a modo de permear (seducir) también al “voto indeciso” para enfrentar con éxito el plebiscito de abril.Pero la crisis también se carcome a los partidos tradicionales de gobierno, ya que desde el estallido social han existido 3.934 personas que han dejado de militar en RN y la UDI a nivel nacional, según datos entregados recientemente por el Servel. Todo esto sin considerar el nivel inédito de rechazo que tiene el presidente Sebastián Piñera con tan solo un 6% de aprobación, según la última encuesta CEP. 


Ante lo anteriormente descrito, esta parece la oportunidad histórica para que sectores más de avanzada dentro de la derecha logren imponer liderazgos y conducción para replantear su trazado ideológico por uno más social y menos empresarial. De no hacerlo, perderán toda la fuerza adquirida en diversos sectores de la población y pasarán a ser tan solo una influencia simbólica.


Importante -y por justicia también- cabe mencionar que el mismo informe del Servel indica que en Chile, en estos últimos meses, han dejado su militancia partidaria cerca de 11 mil personas aproximadamente, principalmente en partidos de la ex Concertación y del Frente Amplio. Esta situación sigue fortaleciendo la tesis de que en Chile toda la estructura política está en crisis, para la cual la única medida es la de las grandes transformaciones de consensos y de grandes mayorías, por sobre las meras correcciones al sistema cuyo propósito mayor es el equilibrio y la armonía en nuestra sociedad.

Por Felipe Alfonso Flores Toledo 

Administrador Público (e) UA y U. MAYOR

Diplomado en Comunicación Estratégica PUC

Candidato a Bachiller en Ciencias Políticas AIU