Las últimas tragedias ocurridas en nuestro país han revelado la pobreza y la desigualdad en su máxima expresión. Iquique, Arica, los pueblos del interior y ahora Valparaíso, son ejemplos vivos de la pobreza que no sale en los medios y que la Zofri y los lindos bordes costeros cubren con un patético manto que nos oculta la verdad y al que contribuyen los grandes medios que defienden los intereses del modelo.
Queda al descubierto, también, el centralismo que hace años venimos denunciando dirigentes sociales y autoridades locales. Un centralismo asfixiante, que nos golpea a diario y que no nos permite progresar.
Chile funciona como un reino en donde el poder central lo decide todo y en donde los recursos que se recaudan en todo el territorio se van directo a la capital, en donde entre cuatro paredes deciden en qué gastar, dónde gastar y cómo gastar.
Los subsidios de vivienda son diseñados en Santiago, según los criterios de Santiago, pero se aplican luego en Arica, Tocopilla y Punta Arenas, sin considerar los diferentes precios de terrenos y las realidades totalmente contrapuestas de un lado y otro.
Esto ya no da para más. En agosto en Tocopilla nos rebelamos contra el centralismo y la falta de respuestas, logrando avances importantes (sobre todo en materia de salud), pero no las soluciones definitivas.
Lo que nuestras comunas requieren son reformas urgentes y profundas que nos otorguen más poder, más herramientas y más recursos.
Cada vez que ocurre una catástrofe tenemos que esperar que vengan a solucionarnos los problemas desde el nivel central. Lo que un país moderno hace es darle poder a las regiones y comunas, para que nosotros con nuestros propios medios hagamos frente a las tragedias desde el primer momento.
Saludamos la idea de la presidenta Michelle Bachelet de formar una Comisión para la Descentralización, pero esperamos que ésta vaya a la raíz del problema y al mismo tiempo dejamos establecido que la descentralización debe partir necesariamente desde las regiones.
Es momento de avanzar y dotar a nuestras comunas de poder real.
La discusión de la Reforma Tributaria es la ocasión propicia para abrir el debate sobre los recursos para nuestras comunas. Creemos que parte de los dineros que recaudará esta reforma deben quedar en el lugar en donde se producen. Somos la región minera de Chile y no recibimos lo que nos corresponde a cambio. Muchas veces hemos tenido que prácticamente mendigar los recursos y nuestros municipios deben hacer “magia” para cubrir todas las necesidades que la ciudadanía demanda diariamente. Tenemos necesidades y gastos permanentes, pero no tenemos recursos permanentes.
Como si lo anterior fuera poco, la famosa Responsabilidad Social Empresarial se ha convertido en un eslogan vacío que usan las grandes empresas para hacer propaganda y lavado de imagen, porque a la hora de la verdad los aportes son escasos para todas las utilidades que generan y los efectos adversos que muchas veces provocan en las comunidades.
Es hora de hacer justicia. Desde el norte y desde nuestras comunas seguiremos alzando la voz por una verdadera descentralización, en donde tengamos más poder, más herramientas, más recursos y se nos respete en dignidad y derechos.
Sigamos transformando Chile desde el norte. Un Solo Norte.