Corría el 10 de Diciembre de 1971 cuando Fidel Castro, pisó suelo chileno en el aeropuerto Cerro Moreno de Antofagasta. Su visita fue la primera oficial de un mandatario de la isla al país, invitado por el Presidente Salvador Allende.
Tras llegar a la región, el líder cubano fue recibido por miles de adherentes, para luego dar un discurso en el frontis del Hotel Antofagasta, tal como se aprecia en la fotografía, ante la expectación local e incluso ante los suspiros de parte del público femenino.
En la ocasión, el mensaje de Fidel se orientó principalmente a respaldar “El cobre para Chile”, apoyando que las riquezas del Cobre pertenecieran a Chile y resaltando la importancia de nacionalizar los recursos naturales, con el fin de que sus beneficios permitieran desarrollar políticas como salud y educación gratuitas, en lugar de lucro para empresas privadas extranjeras. Un hecho que se concretó en 1972 con la nacionalización del cobre, donde se impulsaron además medidas como un 15% de beneficios para las zonas productoras, lo que impulsaría el desarrollo de la región. El proceso patriótico y descentralizador, sin embargo, fue revertido posteriormente por la dictadura militar, que por consejo de economistas de derecha liberal provenientes de Estados Unidos y traicionando los intereses del país, junto con medidas impopulares como la creación de las AFP, entregó concesiones a diferentes empresas extranjeras para que se beneficien con “el sueldo de Chile” y eliminó el beneficio a las zonas productoras de cobre.
FIDEL EN LA PAMPA SALITRERA
Al día siguiente de su histórico paso por Antofagasta, Fidel visitó también Pedro de Valdivia y María Elena, además de Chuquicamata. Lugares emblemáticos del saqueo y explotación a la clase trabajadora que ha afectado al país a lo largo de su historia, reflejada en autoridades que reciben pagos de mineras extranjeras para privatizar los recursos naturales del país y no fiscalizar adecuadamente los abusos en contra de los trabajadores.
Tal como sucede actualmente tras su fallecimiento, hace 45 años la visita de Fidel en plena Guerra Fría también despertó reacciones encontradas. Para los defensores de los regímenes capitalistas, se trataba de la imagen más parecida a un demonio. Para los simpatizantes del modelo comunista (muchos de ellos asesinados posteriormente) se valoraba su rol tras derrocar al corrupto gobierno pro norteamericano de Fulgencio Batista y la implementación de políticas sociales.
Para la mayoría, sin embargo, más allá de sesgos ideológicos, se valora la importancia histórica de su figura y un legado que sigue vigente.