El sábado 14 de octubre, el mundo fue testigo de un fenómeno celestial único: un eclipse solar que presentó el asombroso ‘anillo de fuego’.
Este fenómeno se produce cuando la Luna, en su punto más alejado de la Tierra, se coloca entre nuestro planeta y el Sol, creando una visión celestial del contorno del satélite terrestre envuelto en llamas debido al efecto de la luz solar.
La franja de anularidad, donde el eclipse se pudo apreciar en su máxima expresión, abarcó territorios de América del Norte y Central, incluyendo estados de Estados Unidos como Oregón, Nevada, Utah, Colorado, Nuevo México y Texas.
Este espectáculo natural también fue visible desde la Península de Yucatán en México, el este de Honduras, Nicaragua, Costa Rica, el centro de Panamá, regiones de Colombia y el norte de Brasil, en el Amazonas.
En el caso de Chile, especialmente en el norte del país, los entusiastas pudieron disfrutar de una cobertura parcial del sol que alcanzó casi el 20% de su superficie.
A pesar de que en Antofagasta esta cobertura solar no oscureció la ciudad, brindó una vista única y permitió a las personas tomar fotografías de este impresionante evento cósmico.
Sin embargo, es fundamental recordar que la observación directa del eclipse solar puede ser dañina para los ojos. Para evitar riesgos, es recomendable no usar gafas de sol, vidrios oscuros, papel de aluminio, agua o CDs viejos para mirar directamente al sol.
En su lugar, se sugiere observar únicamente la imagen proyectada del sol en una superficie reflectante o utilizar filtros de eclipse solar de calidad número 14. Además, se aconseja no mirar el fenómeno durante más de 30 segundos, incluso cuando se utilizan instrumentos de observación seguros. La seguridad siempre es primordial cuando se trata de la observación de eventos astronómicos.