
La historia es así. En el año 1925, un minero acaudalado se unió en matrimonio con una bella mujer local, juntos tuvieron una hija que llamó la atención de todo el poblado calameño por su hermosura y sencillez.
La joven inició una relación sana y verdadera junto a un humilde cuidador de autos. La pareja no era aceptada por los padres de la chica, quienes deseaban que su hija se uniera en matrimonio con uno de los socios de una gran minera y cercano a la familia.
Los rumores indican que el poderoso minero, pagó una enorme cantidad de dinero por hacer desaparecer a la pareja de su hija, cuestión que logró. Finalmente, la chica, contra su voluntad, se comprometió con el amigo de su padre.

La leyenda dice que el fantasma de la joven recorre generalmente el camino que une a Calama y Chuquicamata, sin embargo, a veces, esta alma en pena se traslada hasta cerca de San Pedro de Atacama o en la Cuesta de Monte Cristo casi llegando al cementerio local.
¿El motivo? Se aparece al frente de algunos desafortunados vehículos y luego desaparece, solo para aparecer en el lugar del copiloto y ocasionar accidentes.