‘Ben Hur’ es una de esas películas clásicas e inmortales del séptimo arte. Una de las más importantes de todos los tiempos., que en su época, 1959, ostentó el presupuesto más alto de esos años (14 millones de dólares) y arrasó en la entrega de los premios Óscar, obteniendo once estatuillas. Protagonizada por Charlton Heston, es hasta hoy un filme impecable y la secuencia que se desarrolla en el segmento final con la carrera de los carros en el circo romano es, simplemente, impecable dada la tecnología de entonces.
57 años después, los estudios Metro-Goldwyn-Mayer y Paramount Pictures unieron sus esfuerzos de producción para tratar de repetir el éxito, atreviéndose a hacer una nueva versión, protagonizada por Jack Huston en el papel de Judá Ben-Hur y Toby Kebbell como Messala Severus. El resultado: un fiasco de proporciones que, aun cuando tiene cierta dignidad en lo fotográfico y un par de actuaciones dignas, provoca desconcierto sobre todo porque las comparaciones son inevitables y, en este aspecto, sale perdiendo respecto del original.
Dirigida por Timur Bekmambetov, uno sigue preguntándose por qué alguien se atrevió a hacer este remake innecesario, más si su filmografía tiene películas tan planas como ‘Abraham Lincoln: Cazador de Vampiros)’ y ‘Se busca’.
El resultado es el esperable: un filme que puede entretener a quienes no han visto jamás el original, pero burda y sin un ápice de emoción genuina, llegando incluso a momentos que son risibles en su confección de guión, por más que se ha insistido en que esta película se apega más a la historia original.
Como es lógico suponer, este ‘Ben-Hur’ de 2016 hace uso y abuso de acciones elaboradas por computadoras, lo que puede resultar para las generaciones actuales pero le resta emoción y originalidad. Por eso, la película tambalea, se hace pesada y ni siquiera la secuencia de la crucifixión de Jesucristo posee la suficiente fuerza que uno supondría.
Gran parte del encanto que se puede desprender de este filme, a pesar de lo antes mencionado, se debe a que la historia de Ben-Hur es lo suficientemente potente como para aguantar incluso un remake tan innecesario como éste.
La historia es la misma del original: Judah Ben-Hur (Jack Huston) es un joven príncipe de Jerusalén que en un inicio intenta respetar a los romanos que ocupan sus tierras, pero los hechos se van desencadenando de tal modo que, por negarse a delatar a las personas que se consideran enemigos del estado, será falsamente acusado de traición por parte de su mejor amigo de la infancia, Messala (Toby Kebbell), tribuno del ejército romano.
Así, comenzarán cinco años de intensa agonía como esclavo en las galeras, despojado de sus tierras y títulos y separado dolorosamente de su familia y de su mujer, hasta que se le brinda la oportunidad de regresar a su pueblo y buscar la anhelada venganza.
El grave problema de este ‘Ben-Hur’ es que secuencias clave como su encuentro con Jesucristo y la escena en que debe asistir a su crucifixión, si bien están integradas dentro del argumento, carecen de la emoción suficiente y no alcanzan a entregar el aliento poético que podría haber tenido, sobre todo porque surgen como forzadas y con un estilo anticuado que no se supo revitalizar.
Lo que nadie puede objetar es que se ha puesto cuidado en el diseño de producción y en la utilización de la iluminación, sobre todo en los interiores, donde hay gran cuidado en los detalles y las escenografías. En las actuaciones, también se da cierta dignidad, incluyendo al nieto del director John Huston, que encarna a Ben-Hur y el siempre eficiente Morgan Freeman.
De esta manera, este ‘Ben-Hur’ de 2016 es una película que resulta desigual en sus logros y casi siempre surge la pregunta respecto de por qué debía realizarse una nueva versión de un clásico tan imperecedero como lo fue el original de 1959. Es de esperar que no exista alguien que en el futuro se sienta con las pretensiones de realizar una nueva versión para ‘El Padrino’, por ejemplo, porque eso sí sería una herejía de marca mayor.
En síntesis, nos preguntamos: ¿Por qué un director mediocre se arriesga a tomar un clásico de la estatura de ‘Ben-Hur’ para hacer su nueva obra? ¿Se debía tratar de recrear este filme inmortal de 1959? Después del visionado de este producto, uno sigue preguntándose por qué 57 años más tarde alguien intentó –sin lograrlo- emular la epopeya de una película que ostenta once premios de la Academia y se ha convertido en todo un icono del denominado filme épico y dramático.