La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, durante un encuentro llamó a tomar medidas firmes por la situación de Afganistán tras denunciar ejecuciones sumarias y el reclutamiento de niños por parte de los talibanes.
Según indicó el medio Radio Universidad de Chile, la ex presidenta manifestó que “en este momento crítico, el pueblo de Afganistán mira al Consejo de Derechos Humanos para defender y proteger sus derechos. Instó a este consejo a tomar medidas firmes y audaces, proporcionales a la gravedad de la crisis, estableciendo un mecanismo dedicado a vigilar de cerca la evolución de la situación de derechos humanos en Afganistán”.
Bachelet, espera que el consejo envíe a alguien para que supervise el estado en el que se encuentra dicho país, en donde afirma, que se están cometiendo serios atropellos contra la población. Especialmente, a algunos que formarían parte de una lista negra del Talibán que los busca para eliminarlos.
Ante los registros, la Alta Comisionada sostuvo que hay informes de ejecuciones sumarias, restricciones de movimiento a las mujeres y el impedimento a las niñas para asistir al colegio. Así como también la represión hacia las manifestaciones que están ocurriendo en algunas ciudades.
Por otro lado, la ejecutiva mencionó que a su llegada a la sede de Gobierno, los representantes del Talibán se comprometieron a realizar un gobierno abierto que respetaría los derechos de mujeres, niñas y minorías étnicas, así como evitar represalias contra los colaboradores de las autoridades derrocadas y de misiones extranjeras. “Ahora depende por completo del Taliban convertir esos compromisos en realidad”, concluyó Bachelet.
Director de la CIA en Kabul
El medio The Washington Post anunció que ayer, en la capital de Afganistán, se realizó una reunión entre Abdul Ghani Baradar (líder del Taliban) y William Burns (director de la CIA). A pesar de que no se entregó más información acerca de la reunión, el artículo mencionó que se enfocaron en postergar la evacuación de funcionarios norteamericanos y de otras nacionalidades más allá del 31 de agosto.
Esto debido a que para el Taliban, esa fecha es “la línea roja”, ya que llevar más allá la salida de extranjeros “provocaría una reacción”. No obstante, aún quedan extranjeros que deben salir del país, sumando a cientos de afganos que buscan escapar de los gobernantes que han impuesto nuevas restricciones y una aplicación fundamentalista de la Sharia en el estado afgano.
