Con la llegada de la primavera comienza también la época reproductiva de diversas aves playeras en Chile, entre ellas el pilpilén común (Haematopus palliatus), especie residente que destaca por su característico pico rojo y que ha sufrido una fuerte disminución en sus poblaciones. Esta etapa, que se extiende hasta febrero, coincide con la mayor ocupación de playas y dunas por parte de personas, lo que representa un riesgo para la conservación de esta y otras aves.
Según informó Ladera Sur, entre las principales amenazas para el pilpilén se encuentran la destrucción de su hábitat, el tránsito de vehículos motorizados en la arena y la presencia de perros sin supervisión que pueden depredar nidos o destruirlos accidentalmente. Diversos especialistas advierten que se trata de un grupo de aves altamente sensible a las perturbaciones humanas, con bajas tasas de éxito reproductivo e incluso, en algunas zonas de Chile apenas alcanzan el 10%, lo que ha llevado a que la especie sea clasificada como “Casi Amenazada” en el Sistema de Clasificación de Especies de Chile.
Franco Villalobos, de la Red de Observadores de Aves y Vida Silvestre de Chile (ROC), explicó para el medio que los pilpilenes depositan sus huevos en simples depresiones en la arena, lo que los hace muy vulnerables durante la temporada estival, cuando aumenta el uso recreativo de las playas. A esto se suman otros impactos como la compactación del suelo, el ruido y la pérdida de vegetación, que afectan el ciclo de vida de la especie.
Asimismo, expertos de la Red Hemisférica de Reservas para Aves Playeras han enfatizado que cada disturbio humano es interpretado por las aves como una amenaza, lo que provoca que gasten energía en huir, disminuyendo sus posibilidades de sobrevivir y reproducirse. Realizando un llamado urgente a tomar conciencia de que proteger estas especies es también proteger la salud de nuestros ecosistemas y comunidades.
Entre las recomendaciones para contribuir a su conservación se incluyen evitar el ingreso de vehículos a playas, lo que además está prohibido por normativa nacional, pasear a los perros siempre con correa y no dejarlos sin supervisión, mantenerse alejado de los nidos y difundir información para educar a otros sobre la importancia de estas aves. Proteger los ecosistemas costeros no solo garantiza el futuro del pilpilén, sino que también el equilibrio de la biodiversidad y los servicios que entregan a las comunidades humanas.