La idea central de este muy entretenido filme coreano es qué haría una persona común y corriente en un escenario de estas características, en un mundo desolado, donde los muertos reviven y comienza a propagarse una infección que transforma a simples personas en criaturas hambrientas por carne humana. De este modo, “Estación Zombie” es una de las películas más entretenidas del año, donde el director Sang-ho alcanza a crear un relato potente y hasta logra esbozar un comentario respecto de la naturaleza del ser humano ante situaciones adversas.
Así, una película como ésta, bien construida y sacando lo mejor del género de terror en que se inserta, es un placer para cinéfilos. Y doble placer si se trata de un filme coreano, del cual no siempre nos llegan ejemplos de este nivel.
Lo mejor de todo es que concentra su trama en un tren en movimiento, lo que contribuye a dotar a la película de la necesaria cuota de encierro, de claustrofobia y de desesperación, que pone en evidencia los matices de los protagónicos.
El tema de los zombies en el cine es ya una leyenda. La mayor parte de las veces los directores han optado por presentar a estos no-muertos como seres hambrientos por carne humana, inexpresivos y torpes en su conducta. No obstante, hay ejemplos muy recientes -“28 Días Después” (Danny Boyle, 2002), el remake de “El Amanecer de los Muertos” (Zack Snyder, 2004), y “Zombieland” (Rubén Fleischer, 2009), son algunos de ellos- revitalizaron el género brindándole agilidad y, lo más importante, en algunos de estos filmes los muertos vivientes tenían una cuota de humanidad. “Estación Zombie” (Yeon Sang-ho, 2016), retoma la idea de muchas películas de carácter apocalípticas, con una calidad que se agradece, especialmente porque hace algo muy inteligente en su desarrollo: va directo al tema, plantea ideas bien concretas y no explica nada respecto de los orígenes del mal que ha convertido al planeta en un lugar sombrío, dominado por estas criaturas ávidas de carne humana.
Es cierto que existieron muchas dudas previas a su estreno, sobre todo por tratarse del primer filme live-action de Yeon Sang-ho, un reconocido director especializado en producciones animadas. Pero, por fortuna para todos, el producto que entrega es tanto o mejor que sus animaciones y resulta un gran aporte que dignifica un género y demuestra cuán vigentes se encuentran estas figuras de pesadilla.
“Estación Zombie” parte con mostrarnos el drama de Seok-woo (Gong Yoo), un divorciado, cuya vida es la de un típico hombre de negocios que decide llevar a Soo-an (Kim Su-an), su hija, de visita a Busan, ciudad en la que se encuentra esperando su madre. Así, luego de abordar un tren de alta velocidad en la estación de Seúl, se desata el pánico colectivo entre los pasajeros porque una de las personas a bordo se encuentra infectada con un misterioso virus de rápido contagio.
Antes, en el comienzo mismo del filme se ha hecho una magnífica introducción: un chofer de camioneta atropella casualmente a un ciervo y lo deja en la carretera, indolente, sin percatarse que el animal revive a los pocos minutos y permaneciendo por algunos segundos mirando fijo a la pantalla, como advirtiéndole a los espectadores respecto de lo que vendrá.
Lo interesante es que el director eleva el filme por encima del promedio, saliendo de lo típico y sin detenerse para nada en los estragos de proporciones apocalípticas que van dejando a su paso estas hordas de zombies hambrientos, sino que centra todo su interés en la posibilidad inminente de la muerte de los protagonistas que no se encuentran contagiados. En pocas palabras, es la muerte –los zombies- que van en contra del factor humano que se encuentra atrapado en un tren que cruza un paisaje de terror y de escalofríos.
Si bien “Estación Zombie” respeta todo el esquema tradicional del género (sustos una atmósfera claustrofóbica, buenos efectos especiales, lucha por sobrevivir a toda costa), el verdadero eje de este filme radica principalmente en la importancia que tienen las interacciones que se van produciendo entre los pasajeros del tren, sobre todo en contraste con los zombies que aparecen en cualquier punto de un trayecto que parece condenado al fracaso.
Puede objetarse que algunos de los personajes sean algo estereotipados –el padre que por el exceso de trabajo termina divorciado o el odioso jefe de estación que a medida que avanza el filme se revela como más indeseable que los propios atacantes-, pero ello no alcanza para empañar la calidad de este filme que cumple y amplía la estructura tradicional de una película del género terrorífico sobre zombies.
Incluso puede pensarse que aquella supuesta debilidad en la construcción de algunos de sus personajes, termina siendo uno de los mejores méritos de la película: nos permite entender la conducta y motivaciones que guían sus comportamientos en ese tren que avanza a toda velocidad desde Seúl a Busan. Sin dudas que el peso dramático se lo lleva la relación padre-e-hija entre Seok-woo y Soo-an, aun cuando otro personaje secundario Sang-hwa (Ma Dong-seok), termina siendo uno de los grandes héroes porque demuestra cómo el ser humano puede reaccionar en una situación tan dramática como ésta.
Otro elemento digno de destacar es que “Estación Zombie”, a diferencia de las películas denominadas como “gore” (exceso de sangre y escenas incómodas para el espectador) que cultivó George Romero en sus fantásticas creaciones cinematográficas, no cae jamás en los excesos visuales y por el contrario, pareciera que los evita, dejando muchas veces que todo se complete a través de la imaginación. Buena película.