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Domingo 28 de Abril del 2024 01:17

El fin de la Gobernación

"Insistimos en querer concebir el gobierno regional como si fuera una gobernación, como si dependiese de otros, como si las decisiones debieran venir del nivel central, y les cuesta a muchas personas entender que aquí hay una estructura distinta, que aquí la descentralización ha empezado". Por Ricardo Díaz, Gobernador Regional de Antofagasta

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Ricardo Díaz
Ricardo Díazhttps://www.goreantofagasta.cl/
Gobernador Regional de Antofagasta

Como profesor soy un convencido que el lenguaje no es neutro ni independiente. Cada vez que nosotros hablamos de algo o cada vez que a ese algo lo nombramos de una determinada forma, designamos a través de ese nombre y ese concepto, nuestra concepción y modo de entenderlo.

Un ejemplo claro es el que hoy tenemos en el lenguaje al referirnos al Gobierno Regional. Hay muchas personas que para referirse al GORE usan la palabra gobernación. Dicha palabra, que viene del latín gobernatio, en algunos países significa el territorio que depende del gobierno nacional. Esta acepción de gobernación, es la acepción que nosotros usualmente teníamos de lo que era las gobernaciones provinciales. En efecto, antes la figura de poder era el Intendente que en cada provincia tenía a un gobernador provincial que era el encargado de temas como seguridad y orden.

Es más, en la misma RAE al buscar el concepto gobernación aparece el chilenismo que lo vincula al territorio que obedece a la provincia. Poder entender la dinámica del gobierno regional de una manera distinta ha sido todo un desafío. En general cuesta mucho desprenderse de todo un bagaje cultural que nos hace, querámoslo o no, depender de otros.

Hay una cultura centralista que nos hace creer que todo tiene que depender de Santiago y, es más, nos han hecho creer que las mejores decisiones se toman desde la Metropolitana. Esta cultura solamente se puede cambiar si logramos entender que el gobierno regional debe visualizarse como una unidad, como un espacio territorial autónomo del nivel central, esto implica la capacidad de actuar por sí mismo, de tomar sus propias decisiones, y desde esa perspectiva definir los destinos de la propia región.

Sé que esto no es fácil, puesto que tenemos asimilado que todas las decisiones debieran tomarse desde el nivel central, no en vano casi todos los periódicos o casi todos los periodistas estuvieron muy preocupados de tratar de saber quiénes son los delegados presidenciales, cuál es su importancia, cómo van a ser designados y en esa preocupación se manifiesta este centralismo inconsciente que tenemos todos en nuestra cabeza.

Esto me recuerda la historia de los elefantes en el circo. Uno podría preguntarse por qué estos mastodontes, estas tremendas bestias, son amarradas en el circo con una pequeña estaca y una pequeña cadena. Ocurre que el elefante desde pequeñito se le pone esa estaca y esa cadena, y el elefante entiende que no puede soltarse porque cualquier esfuerzo que haga, va estar siempre retenido por esta pequeña cadena. Una vez que va creciendo el elefante va internando dentro de sí esta concepción, de que esa cadena y que esa estaca, nunca se va a remover, no obstante, al momento de crecer el elefante podría perfectamente arrancarla de cuajo, pero no lo hace porque ha aprendido a no independizarse.

Algo así nos pasa a nosotros, insistimos en querer concebir el gobierno regional como si fuera una gobernación, como si dependiese de otros, como si las decisiones debieran venir del nivel central, y les cuesta a muchas personas entender que aquí hay una estructura distinta, que aquí la descentralización ha empezado, que es un proceso irreversible y que nos tiene que llevar a todas y todos a aspirar a un nuevo orden, a una nueva forma de entendernos.

Tenemos que romper esa cadena, tenemos que liberarnos de la atadura, y muy bien podríamos hacerlo, dejando de hablar de gobernación y a sumir que somos un gobierno regional.

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