Declaran que si no hay respuesta efectiva por parte de la empresa ni de las autoridades regionales buscaran solicitar ayuda a la federación de manipuladores de alimento del norte, las cuales incluyen a Iquique, Copiapó y Antofagasta.
Cerca de 250 trabajadores pertenecientes al sindicato de Manipuladores de alimentos de la empresa Alicopsa S.A confirmaron para este lunes 2 de Junio un paro indefinido denunciando diversos abusos laborales.
La huelga, que se mantiene fuera de una negociación colectiva presentará posiblemente diversas dificultades como respuestas nulas e intransigentes por parte de la empresa, que a su vez, y posiblemente, tenga una gran magnitud, puesto que este paro incluye directamente a todas las escuelas y jardines de la JUNJI, demostrando el carácter y figura del subcontrato dentro de un sector público, es decir, estatal.
Este cese de funciones, comenzaría a las 8:00 de la mañana en las inmediaciones de las calles el Yodo y Molibdeno, barrio industrial de la ciudad. Cabe destacar que el sindicato cuenta con 250 trabajadores –principalmente mujeres- en Antofagasta y Mejillones.
Sobrecarga y subcontrato
Si vamos a hablar de trabajo precario, los y las trabajadoras en la JUNJI y Alicopsa son testigos presenciales de aquello: un sueldo menor que el mínimo –de 182 mil pesos mensuales en el caso de algunos personales de la mencionada empresa- , pocas personas para mucho trabajo, ejemplo de esto son 3 trabajadoras que durante 8 horas deben atender a 120 niños en el caso de los jardines de la y 3 trabajadoras para darle alimentación en casinos a más de 150 estudiantes, en donde la mayoría son mujeres. Estos son algunos de los pasajes que pueden apreciarse dentro de los vestigios del subcontrato como figura de precarización laboral, donde también se hace presente el fantasma del subcontrato, específicamente en el trabajo que entrega Alicopsa S.A a la JUNJI (Servicio Publico).
Pilar fundamental de la economía neoliberal
Asimismo, el subcontrato se convierte en uno de los fenómenos de precarización laboral por excelencia: Fragmentación productiva, flexibilización en el mercado laboral, la polivalencia son algunos de sus signos.
Algunos datos lo demuestran; cuando hablamos de subcontrato hablamos por lo menos de 30% total de trabajadores chilenos regidos por el código del trabajo, y de un 20% -quizás mas- en los servicios públicos. Los empresarios no quedan atrás, según fuentes de la ENCLA 2011, más de un tercio de la empresas del país utiliza la subcontratación (37,8%) superando con creces la última ENCLA realizada el 2008 donde el porcentaje era de un 30,5% a nivel nacional.
Disgregando el fenómeno, la cuarta parte de toda las empresas que subcontratan encarga trabajos que forman parte de su giro principal, es decir, mantienen una relación entre lo producido dentro y fuera de la actividad de las mismas.
Esto no es nuevo, es parte de los paquetes económicos que se impusieron en el País luego de la dictadura de 1973, un nuevo cambio en los patrones de acumulación del capital en Chile. Diferentes cambios sociales y políticos trajo consigo este fenómeno, flexibilizando todo a su paso, el trabajo, el empleo, el mercado y legislación. Alicopsa S.A y sus trabajadores y trabajadoras son solo parte y eslabón de una gran cadena de subcontratación que mantiene a los trabajadores aun con sueldos precarios, que no van acorde a las necesidades básicas de una canasta familiar incluso, y que a ratos pareciera que la única salida son estos métodos clásicos de los trabajadores y trabajadoras en la defensa de sus derechos.