Lo que parecía ser un día normal, se convirtió en tragedia para una familia que perdió a dos integrantes en un instante y que su única esperanza es obtener justicia, una justicia que no podrá devolver a la vida a Cony y su perrita Nori, pero podrá entregarles algo de paz.

La mañana del 01 de mayo, Constanza salió como cada día aprovechando la franja deportiva para pasear a Nori, cuando caminaban por la Avenida Salvador Allende al momento de ser embestidas por un vehículo que le arrebató la vida a ambas.

Y así, sin más, juntas partieron. Y hoy, familiares, amistades y una ciudad entera lucha por la vida que dejaron.

Amante de la naturaleza, las salidas al aire libre, los viajes con sus padres, hermana y el mar, eran algunas de las cosas que Constanza más disfrutaba junto con su inmenso amor por los animales, Nori se convirtió en su compañera.

Tras su partida, la numerosa familia de Cony, además de la inmesurable pena, se siente decepcionada de la justicia, y sigue sin entender el por qué no se solicitó la medida cautelar de prisión preventiva en contra de la conductora, pese a todos los antecedentes de lo ocurrido aquel día. La mujer al volante quedó sólo con firma mensual y arraigo nacional.

Ellos, con los antecedentes que manejaban deberían, y quiero ser enfática en esto, deberían haber solicitado prisión preventiva, porque la imprudencia de la conductora tuvo como consecuencia un desenlace fatal que no debería haber pasado por alto (…) Podría haber sido totalmente evitable, pues no fue un accidente”, sentenció Catherine, prima de Constanza.

Si bien Conita, como le llaman de cariño, hoy no está físicamente, dejó un legado de recuerdos, experiencias y cariño, que dan fuerza a quienes viven su duelo para seguir adelante.

Muy amiga con sus amigos, cultivó muchas amistades en sus 28 años, que prevalecieron desde su etapa escolar y universitaria, siendo preocupada y estando constantemente pendiente de ellos.

“Chacotera” y “buena para la talla”, son cualidades que la identificaban, sin embargo, la que destacaba era su luz y paz interior, apenas comprendida hasta el día de hoy, según expresó Catherine, que nos comenta algunos momentos junto a su prima, quien era como una hermana más.

Y de esta manera, su seguridad y tranquilidad a la hora de las comisiones o pruebas orales, traspasarán las salas y pasillos, acompañando a Catherine, con quien estudiaba derecho y preparaba su examen de grado próximo a rendir este año.

Los partidos de su equipo favorito, Colo-Colo, traerán sus gritos y alegría de vuelta y cada gol será celebrado al cielo.

El tiempo pasa y se hace eterno para aquellos que esperan, el huertito que sembró a principios de la pandemia florecerá y los girasoles que tanto amaba seguirán su luz. Tal cual como se hicieron presentes en su último adiós, cuando familiares, amigos y cercanos se despidieron en su funeral.

Son estos recuerdos, los que claman justicia, Justicia para Constanza Morales y Nori.