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Domingo 23 de Marzo del 2025 04:56

“Fue caótico”: Apoderados denuncian desorganización en exámenes libres impartidos por Escuela Darío Salas de Antofagasta

Largas filas bajo el sol, falta de salas habilitadas, poca dotación de funcionarios e inclusive, menores que no lograron rendir sus pruebas, fue el escenario que marcó una nueva jornada de exámenes libres.

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El pasado viernes 13 de octubre, la Escuela Darío Salas fue el establecimiento encargado de impartir los exámenes libres para estudiantes que ejercen educación no formal e informal en Antofagasta. En este contexto, es que distintos apoderados se han quejado por la desorganización del proceso educativo, el cual culminó con los menores y sus padres insolados por las larga espera para ingresar al recinto, con alumnos sin poder rendir sus exámenes y una gran confusión en la distribución de salas, entre otras cosas, exponiendo una lamentable realidad que los estudiantes de educación libre viven todos los años.

Ya van años desde que en Chile la educación formal dejó de ser la única opción para cumplir con el proceso académico de los niños, niñas y adolescentes. La educación no formal e informal, son instancias en que el estudiante puede asistir a clases a escuelas de enseñanza libre, como también educarse desde la casa con el apoyo de su familia o algún tutor/a. Sin embargo, para convalidar sus conocimientos y lograr la promoción de curso, los estudiantes deben dirigirse una vez al año a una escuela que es designada para cumplir el rol de examinador y así rendir el examen. 

Metodología de los exámenes libres 

Existen tres fechas disponibles que las familias pueden elegir para realizar los exámenes, aunque según aseguró Alexandra Layseca, madre de cuatro niños que rinden pruebas libres hace 9 años, además de ser directora de Espacio Educativo Aliwen, la mayoría prefiere asistir al último periodo de examinación, en el mes de octubre, para prepararse con más tiempo con los contenidos que los menores deben manejar.

 De primero a cuarto básico, los alumnos deben realizar una prueba global de 30 a 40 preguntas sobre historia, ciencias, matemáticas y lenguaje. De igual forma, desde quinto básico en adelante, los exámenes son individuales por cada materia, aunque en este caso se agrega el ramo de inglés. Por lo tanto, durante cinco días los estudiantes desarrollan las evaluaciones en las escuelas designadas por años, las que concursan y son seleccionadas dependiendo si cumplen o no con las especificaciones exigidas por MINEDUC.

Una hora y treinta minutos es el tiempo permitido para rendir la evaluación, la que se desarrolla en salas habilitadas con espacio suficiente para el ingreso de tutores, si es que el menor lo requiere, o simplemente para que logren rendir sus exámenes con normalidad. Además, un profesional de la educación deberá custodiar a los estudiantes, como también estar presente para responder consultas y entregar la orientación correspondiente. 

El contenido de los exámenes, es regido por el temario que el MINEDUC publica cada año en su página de Ayuda MINEDUC, como contenido mínimo obligatorio que cualquier escolar debe saber de acuerdo a su curso, por lo que cada evaluación debe ser creada bajo ese temario, la que se responde a través de preguntas con alternativas. 

“Fue un caos total”

En Antofagasta, los colegios que licitaron para organizar el proceso de exámenes libres y que además el MINEDUC les entrega una remuneración por esto, son la Escuela Oscar Bonilla, que recibe a estudiantes de enseñanza media y la Escuela Darío Salas, para escolares de ciclo básico. Esta última, tuvo su primera jornada de rendición de pruebas este viernes 13 de octubre, la que según el reclamo general de las familias asistentes, “fue un caos total”

Alexandra Layseca se encontraba ese viernes allí, pues como todos los años, sus hijos deben cumplir este proceso. La primera complejidad que ella evidenció, fue el canal de comunicación que utilizó el colegio para entregar información importante como fechas o para aclarar dudas, ya que desde el establecimiento exigieron que los apoderados debían acercarse de manera presencial. 

“Esto resultó uno o dos días, pero después la encargada pidió licencia porque su mamá estaba enferma y muchas familias se quedaron sin recibir la información y lo único que pudieron visualizar fue un papel pegado con la fecha de los exámenes”, comentó la apoderada. 

Sin embargo, todos tenían conocimiento de que el periodo de pruebas empezaba el viernes a las 14:00, por lo que debían llegar a las 13:30 horas. Es por esto que algunos apoderados eligieron formarse un poco antes en la fila, para acceder temprano al colegio, pero mientras se encontraban esperando un funcionario con un megáfono, anunció que comenzaría el ingreso de estudiantes que requieran de un tutor para desarrollar la prueba. 

Eso, sumándole al hecho de que la puerta que era de doble acceso sólo se encontraba abierta hasta la mitad, generó un tumulto de gente haciendo cola bajo el sol, quienes se vieron afectados por la insolación. “Había niños vomitando, gente gritando y empujándose, hasta que a las 14:15 nos dejan entrar. Podrían haber hecho esto desde un principio, pero no fue así”, recalcó Alexandra. 

Al entrar, otro lamentable escenario se les venía a los estudiantes con sus familias. Las salas destinadas para la realización de exámenes estaban ocupadas por los niños con tutor, por lo que tuvieron que esperar afuera de las salas, hacinados y bajo un tenso ambiente que de igual forma afectaba a quienes aún rendían sus pruebas, por la bulla de la gente.

Además, Layseca indicó que si bien algunos estudiantes lograron ingresar a las salas, no había suficiente dotación docente para supervisar el proceso o que inclusive no el colegio no tenía impresas pruebas para todos los alumnos, por lo que los mismos apoderados u otros profesores de escuelas libres quienes comenzaron a apoyar, imprimiendo pruebas, corcheteando las hojas y fiscalizando a los menores en las salas.

“Los niños salían y los mismo apoderados les preguntaban cuál era su nombre y gritaban a viva voz para que los papás los encontraran, hubo niños que se perdieron incluso porque salían de la prueba y no había nadie que los entregara. También fui yo la que pegué papeles impresos y la que estuve pegando el sábado para hacer carteles con las salas que correspondían a cada niño”, recordó. 

Asimismo, visualizó el caso de una menor que quedó sin sala y que cuando le habilitaron un lugar, la escuela no disponía de la prueba para ella. “La niña estuvo una hora, llorando en la sala, sola, con los demás niños esperando que la prueba llegara y nunca llegó. No pudo dar la prueba y se la agendaron. Eso no debería pasar”, sentenció la directora de Espacio Educativo Aliwen. 

Otra apoderada, que prefirió no compartir su nombre, expresó que los estudiantes terminaron muy tarde sus evaluaciones y que los docentes del colegio “corrían por todos lados ya que no daban abasto”. También, comentó que otros funcionarios colapsaron por lo que tenían un muy mal trato hacia las personas. 

Estos incidentes generan incertidumbre en las familias, ya que podría provocar repercusiones en los resultados de los alumnos. “Nos preparamos todo el año para rendir una evaluación, con la que nos estamos jugando la promoción de nuestros hijos, para que factores externos como estos terminen boicoteando todo el trabajo”, manifestó Layseca. 

Estudiantes de segundo básico con sus tutores, debieron realizar sus exámenes libres en otros lugares de la escuela por falta de salas habilitadas.

Respuesta de la Escuela Darío Salas 

Tras lo ocurrido, el Colegio D-75 afirmó que el Ministerio de Educación les entregó una nómina con los datos de los estudiantes rendidores de exámenes libres, la que se duplicó dos días antes de la fecha estipulada.

Es por esto, que según Alexandra, el establecimiento cambió “arbitrariamente” las fechas de los niños de séptimo y octavo básico, puesto que si bien los escolares debieron terminar sus procesos de certificación de contenidos el viernes 27, la escuela corrigió la fecha final por el feriado del jueves 26 de octubre. 

Una lamentable realidad desconocida

Si bien lo ocurrido el viernes 13 de octubre fue lo que motivó a que los apoderados dieran a conocer esta situación, estos percances no se han dado exclusivamente este año. Alexandra aseguró que todos los años hay algo distinto. Desde que los apoderados accedan a muy poca información o que se les entregue poco antes de la fecha límite, como también que profesores ejerzan “maltrato” hacia los menores de edad. “Un profesor de la Escuela Japón criticó a un niño de tercero básico porque no leía fluído y en el mismo colegio una niña se orinó porque no la dejaron ir al baño”, mencionó. 

Asimismo, otro reclamo que han emitido las familias, es que colegios examinadores “que buscan demostrar su excelencia académica”, han creado pruebas con la exigencia parecida a la Prueba Simce, aunque los exámenes deben ser realizados bajo los contenidos mínimos obligatorios. Esto se suma, a que los apoderados señalan lo injusto que es que los padres no tengan acceso a comprobar si las pruebas entregadas corresponden al nivel de sus hijos, pues en varias ocasiones el colegio examinador se ha equivocado en este sentido.

Sin duda es un desafío que cada año las familias que optan por este tipo de educación deben enfrentar, arriesgando que se vea afectado los resultados de las pruebas de sus hijos. Por este motivo, es que actualmente buscan una solución, para asegurar un buen futuro académico de los estudiantes que no se vea interferido por la desorganización de otras entidades educacionales.