En las calles de Antofagasta, la historia se mezcla con la modernidad y en uno de sus rincones, encontramos a una mujer cuya pasión por la ciencia y la justicia social resuena tan alto como las olas del Pacífico. Cristina Dorador, científica, microbióloga y defensora de la diversidad en el debate político, nos recibe con la calidez del desierto que ha estudiado por más de dos décadas.
“Chile está en una encrucijada, necesitamos que todas las voces se escuchen,” comienza Dorador, reflejando su firme creencia en la inclusión. “La diversidad es nuestra mayor fortaleza y abrir espacios para el encuentro y la escucha es crucial.” La científica critica la tendencia a marginar ideas que se desvían de la norma, un reflejo, según ella, de la aversión a lo desconocido que puede estancar el progreso de una nación.
Con la precisión de un experimento de laboratorio, Dorador disecciona el actual proceso constitucional, lamentando la falta de participación de actores independientes. “La convención de la cual fui parte se describió como uno de los procesos más democráticos de nuestro país. Ahora, los partidos políticos han tomado el timón y el resultado es un texto, que de Chile, tiene solo el nombre en la tapa.“
El texto que se someterá al próximo plebiscito es, para Cristina Dorador, un reflejo de una mirada ultraconservadora que no solo ignora, sino que retrocede en derechos sociales. “En particular, los derechos de las mujeres están siendo socavados,” afirma con preocupación. Y sobre el centralismo que el proyecto constitucional perpetúa, advierte que “continuar por este camino solo traerá dificultades y retrocesos, especialmente para los más desfavorecidos“.
- ¿Cuales son las problemáticas más urgentes en la región de que deben atender las autoridades?
La región de Antofagasta tiene múltiples problemas que resolver que abarcan todas las dimensiones de la sociedad. Al ser una región cuya economía se basa mayormente en la extracción de minerales a gran escala, los efectos son múltiples y duraderos. En salud es necesario abordar con decisión las fuentes de contaminación vinculadas a enfermedades como el cáncer y a otras condiciones poco estudiadas como el autismo y aportar con los tratamientos necesarios. En Educación, se requiere fortalecer la educación pública, con todos los recursos que genera la región nos merecemos mucho más. Hay déficit en viviendas y áreas verdes, faltan espacios de recreación, lugares que permitan el desarrollo de la creatividad y la creación, infraestructura deportiva, mejores y amables ciudades. Es necesario pensar el presente y futuro de la región de forma honesta, no podemos permitir que nuestros hijos estén expuestos a camiones que pasan por las calles con concentrado de cobre o que vivan cerca de relaves; que tengamos que soportar la desigualdad mientras hay comunas en la Región Metropolitana que concentran los beneficios de estas riquezas.
Se necesita dar oportunidades a los jóvenes para que puedan desarrollar todos sus talentos y se puedan proyectar viviendo en la región de forma completa en un ambiente sano.
EL AMOR DE CRISTINA DORADOR POR ANTOFAGASTA
Cristina Dorador, quien no solo es una científica destacada sino también una antofagastina apasionada, ve en la educación y la cultura los pilares para una región más próspera y justa. “Con los recursos que genera nuestra región, nos merecemos mucho más”, dice, visualizando un Antofagasta con más viviendas, áreas verdes, y espacios para la creatividad y el ocio, una ciudad donde la juventud pueda florecer.
Hablando de su conexión con la ciudad, Cristina se identifica como una verdadera “antofalover“.
“Mi canción favorita es “Mi primer sueño de amor” de Illapu “Perla del Norte, sobre tus cerros voy cantando”. Tengo varios lugares favoritos que han cambiado con los años. Cuando era niña me gustaba mucho el Parque Croata que tenía una pileta con agua bajita que siempre estaba tibia, ya no existe. Echo de menos a los puires de las rocas que eran verdes como el pasto. Siempre he disfrutado subir a los cerros, cuando vino el Papa a la ciudad en 1987, lo vimos desde el cerro. Sin duda los mejores momentos de Antofagasta son sus atardeceres, distintos, extensos, hermosos“, comenta.
“En la ciudad me gusta mucho la Biblioteca Regional que antes era el correo. Me gustaba más la Avenida Brasil antes que la remodelaran, cuando tenía más pimientos y menos cemento. Era el trayecto que hacíamos todos los días entre el Conservatorio de Música y el Liceo Experimental Artístico“, rememora la científica antofagastina.
- Si pudieras hacer un regalo a la región de Antofagasta. ¿Cuál sería?
Que estuviese siempre limpia y cuidada. Que existan centros culturales y científicos en distintos lugares de la ciudad, que la creatividad se exprese, que exista una editorial local estatal donde los poetas y escritores puedan publicar sus escritos. Que sea amable con quienes se consideran diferentes, que sea una ciudad inclusiva.
DESDE ILLAPU A BEETHOVEN
La música ocupa un lugar especial en la vida de Cristina y nos revela su afinidad por Illapu y Beethoven, mostrando una versatilidad que va desde el folclor hasta el rock y la música clásica. “He cantado en coros desde pequeña, he tocado contrabajo en orquestas en Antofagasta y Alemania, toda la música me encanta y escucho los discos completos. Me gusta la música de Illapu, Manuel García, Ana Tijoux, Los Bunkers, pero también Radiohead, Blur, Pulp, The Beatles. En lo clásico mi favorito es Beethoven y el mejor concierto es el de violín y orquesta en Re Mayor de Tchaikovsky“, revela.
Entre sus preferencias cinematográficas, “La Guerra de las Galaxias” ocupa un lugar destacado, pero son los documentales de arte y ciencia los que realmente capturan su atención, reflejando su amor por la investigación y el conocimiento. Violeta Parra, a quien admira profundamente, representa para Cristina Dorador la esencia de Chile, una mujer que supo capturar y transmitir la autenticidad de su gente y su cultura.
- ¿Cuál ha sido el momento más feliz y el más desafiante de tu vida?
He tenido muchos momentos felices, pero el que está sobre todos ellos fue el nacimiento de mis hijos. Es la expresión máxima de lo humano, el amor que emana del cuerpo y que viene desde antes, desde el origen.
He tenido muchos desafíos también, quizás el más grande es el que he tratado de hacer por algunos años, que la ciencia y el conocimiento salgan de espacios cerrados y sean parte de la toma de decisiones para que junto a ello podamos cuidar y preservar la naturaleza y tener una mejor sociedad. He trabajado por más de 20 años para generar conocimiento sobre la microbiología del desierto y los maravillosos salares que ahora están en riesgo por la minería y por tanto es urgente su conservación para las futuras generaciones. Los grandes desafíos son necesariamente colectivos y para ello hay que trabajar mucho e inspirar, espero haber aportado a ello.
PENSANDO ANTOFAGASTA EN 100 AÑOS MÁS
Mirando hacia el futuro, Cristina Dorador desea que Antofagasta evolucione en una ciudad resiliente y que Chile sea recordado por su contribución a la ciencia y la protección del medio ambiente. Su legado, espera, será de inspiración para las futuras generaciones de científicos, especialmente para las jóvenes científicas de la región.
“Según los escenarios de cambio climático al 2123 la Tierra habrá cambiado enormemente, los eventos catastróficos que vemos ahora como altas temperaturas, inundaciones y otros, serán más frecuentes. Las personas del 2100 pensarán que fuimos egoístas y que no hicimos lo necesario para detener el calentamiento global. Habrá una huella imborrable de basura y plástico, de la época del hiperconsumo y extractivismo que vivimos“, explica Cristina.
En ese escenario, considera que en esa época “nuestra ciudad no será la misma, habrá gente diversa, que se irá adaptando a los cambios de forma rápida, independiente de las generaciones quienes decidimos vivir en el desierto sabemos enfrentar las adversidades y seguir adelante, como la vida misma“.
En un mundo que enfrentará grandes desafíos debido al cambio climático, Cristina Dorador ve a Antofagasta adaptándose y prosperando a través de la solidaridad y la innovación. Su visión de un futuro donde la evidencia científica guíe las decisiones políticas es un llamado a la acción para todos los que deseen un Antofagasta —y un Chile— más justo y sostenible.
“Es difícil pensar en un legado, haber formado estudiantes y que ahora sean investigadores es algo que me llena de orgullo, además de haber hecho todo lo posible para que desde Antofagasta podamos generar la mejor ciencia posible con un objetivo claro: conocer y proteger. Creo que hemos ayudado a cambiar la idea de que los desiertos son estériles y que la vida microbiana es importante y hay que cuidarla. Espero también haber sido referente para las nuevas generaciones de científicas que vendrán desde la región de Antofagasta“, reflexiona Cristina.
Cristina Dorador es más que una microbióloga; es una ciudadana comprometida, una voz crítica en el debate constitucional y una soñadora que ve en la ciencia un camino hacia un futuro mejor. Su historia es un recordatorio poderoso de que la ciencia, la pasión y la perseverancia pueden llevarnos a construir el mundo que anhelamos.