El Tribunal de Juicio Oral de Antofagasta condenó a 17 años de prisión a un sujeto identificado como Danilo Enrique Páez Talamilla de 53 años de edad, quien fue declarado culpable de delitos reiterados de violación propia e impropia en contra de su hijastra.

En su acusación el fiscal Gonzalo Pino Ramírez expuso que de forma reiterada desde que la víctima tenía 13 años de edad, el acusado, aprovechando que mantenía una relación de convivencia con la madre de la menor, comenzó a violarla, conducta que se repitió con una frecuencia de una o dos veces por semana y producto de lo cual, la menor tuvo una hija con el acusado en el año 2017.

En el juicio compareció como querellante la madre de la víctima, representada por la abogado Yangtse Kiang Kong, de la Fundación Tierra de Esperanza, que adhirió a la acusación del fiscal.

Durante el juicio el acusado renunció a su derecho a guardar silencio y reconoció los hechos, pero responsabilizó a la víctima de los mismos, señalando que era ella la que lo buscaba y que en la primera relación que tuvieron él prácticamente fue “obligado”, lo cual fue desacreditado por el tribunal.

La madre de la menor declaró que iniciaron la relación con el acusado el año 2006 y que ella además tenía otros dos hijos. Tanto la madre como la víctima dijeron que el padrastro los maltrataba y era muy estricto, los niños debían hacer las cosas de la casa ya que la madre trabajaba y regresaba tarde a casa.

Agregó que solo cuando conoció lo que su conviviente hacía con su hija entendió la relación que tenía con la niña, ya que a ella la trataba de manera diferente al resto y se oponía tenazmente a que pololeara o saliera con alguien.

La víctima por su parte en forma descarnada los acometientos del acusado, a quién al momento de iniciarse las agresiones sexuales veía como un padre. Dice que luego de cumplir 13 años el acusado comenzó a accederla carnalmente y que ello ocurría dos o tres veces por semana y siempre cuando su madre no estaba en casa.

Indicó que en la medida que fue creciendo trataba de esquivarlo, pero no podía porque él tenía mucha fuerza. Asimismo expresó que en ocasiones cuando estaban cerca sus hermanos los mandaba a hacer los deberes de casa en el primer piso ya ella la mantenía en el segundo piso y la amenazaba con que si contaba a alguien lo que ocurría lo negaría todo y ella sería expulsada de la casa.

Cuando notó que estaba embarazada su padrastro comenzó a darle unos tazones de hierba para que bebiera y unos jarabes para que perdiera al bebé.

El relato de la menor resultó creíble y veraz para los jueces sentenciadores y fue coincidente con el relato que le entregó a la médico legista , Ximena Albornoz. Estos antecedentes sumados a las pericias de credibilidad, análisis psicológico y otras pruebas aportadas por la fiscalía llevaron al Tribunal a dar por acreditado tanto los delitos como la participación que en los mismos correspondió al acusado.