• En relación a la declaración pública del Colegio Médico emitida el 26 de junio, en la que manifiesta su rechazo al proyecto de ley “Cultivo Seguro”, Fundación Daya aclara una serie de errores vertidos en dicho comunicado, que denotan un total alejamiento con la realidad que viven a diario miles de familias por parte de la entidad gremial.

    Es por ello que se hace necesario precisar los siguientes puntos:

  • Efectivamente la ley chilena, tal como lo afirma el comunicado de Colmed, no impide el uso medicinal del cannabis y sus derivados. Sin embargo, no pone como requisito autorización alguna cuando el cultivo es para uso personal, exclusivo y próximo en el tiempo, o para un tratamiento médico (Ley 20.000, artículos 4 y 50). Las autorizaciones y control sobre los estándares mínimos de producción se aplican para los cultivos de cannabis con fines industriales, como ocurre actualmente con los cuatro cultivos industriales autorizados en Chile por el SAG, los que están destinado a la producción de fitofármacos de cannabis. El proyecto Ley Cultivo Seguro nada tiene que ver en este ámbito, que está regulado por la propia ley 20.000 y por el Decreto 84 que modifica los DS 404 y 405 del Reglamento de Estupefacientes y Psicotrópicos, en diciembre del 2015. Con este acto, se legaliza el uso medicinal del cannabis en Chile; y es por ello que desde el año 2016 está registrado en Chile Sativex, fitofármaco inglés en base a extracto de cannabis con THC y CBD. Por lo tanto, la discusión sobre si Chile regula el uso medicinal se zanjó hace cuatro años. No se le puede pedir un imposible al SAG para autocultivo porque no está contemplado en su protocolo.
  • Afirmar, como lo hace el Colmed que nadie se va a la cárcel por consumir si no por traficar, denota un grave desconocimiento de la realidad nacional. Porque, no obstante estar despenalizado el cultivo y consumo personal en Chile, son muchas las personas que han debido pasar por el traumática experiencia de ser allanadas, detenidas y procesadas, además de ver sus plantas incautadas. Público fue el reciente caso de un padre de Puchuncaví, quien cultivaba para el tratamiento de un hijo con Trastorno de Espectro Autista (TEA), quien fue detenido y estuvo un mes privado de libertad. Es por ello que ha sido necesaria la permanente acción de los tribunales de justicia y la Corte Suprema, cuyos dictámenes han permitido que estos pacientes sean sobreseídos, aclarando que el cultivo personal y para uso terapéutico no están penalizados en Chile. Si bien el poder judicial ha interpretado correctamente y resguardado el derecho a autocultivar cannabis para un fin medicinal, no debieran los pacientes pasar por ese traumático proceso agregando angustia a sus difíciles condiciones de salud.
  • Es por lo anterior, y por ningún otro motivo, que se ha impulsado la Ley Cultivo Seguro, modificación del Código Sanitario, que viene a reafirmar el derecho ya contemplado en la Ley 20.000, para el cultivo personal de cannabis con fines terapéuticos. Existiendo una prescripción médica, las plantas no podrán ser incautadas, lo que no limita en nada las facultades investigativas del Ministerio Público. Con ello, se restituye la presunción de inocencia de los pacientes usuarios de cannabis medicinal. No entender esta modificación como una medida para reforzar el respeto de la letra de la ley por parte de policías y fiscales es avalar el abuso y la vulneración de derechos.
  • Son cada vez más los médicos chilenos que se capacitan en el uso medicinal del cannabis y que tratan a sus pacientes con la planta y sus derivados, con positivos resultados. Las formulaciones artesanales hechas por los propios pacientes (en ningún caso las disponibles en el mercado negro) han demostrado en la práctica clínica ser eficaces y seguras, pudiendo hoy ser, además, analizadas en virtud de las alianzas que comunidades de pacientes y organizaciones como la nuestra mantiene con diversas universidades y sus laboratorios.
  • Sorprende la afirmación que la prescripción de esta planta no estaría dentro de la buena práctica médica, considerando que, con esta en Estados Unidos hay 3.500.000 pacientes usando cannabis y sus derivados; 346.000 en Canadá; 60.000 en Alemania; 46.000 en Israel 46.000; otros 7.000 en Australia, mientras que en Chile son más de 35.000 los pacientes que reciben tratamiento y acompañamiento médico en el uso de cannabis con fines medicinales. El Colegio Médico pretende estigmatizar a médicos que han empatizado con sus pacientes y han sentido el llamado a acompañarlos en sus tratamientos con cannabis.
  • Al parecer, lo que realmente molesta es la autonomía de los pacientes, el hecho que la autogestión pueda ser una opción válida frente a la industria, incluso de la industria del cannabis y constatar el inmenso avance en el uso medicinal del cannabis, que ha sido impulsado por los propios pacientes, desafiando prejuicios y justificados temores. No podemos permitir que se persiga penalmente a pacientes y sus familias cuando han escogido la alternativa del uso medicinal del cannabis, acompañados por sus médicos tratantes. Recordemos que el Colegio Médico es un organismo político, no científico; prueba de ello es que su posición ha cambiado según quienes lo gobierna. Resulta ingenuo, hasta candoroso pretender zanjar un debate global al interior de un organismo gremial; parece hablar más de los intereses que defiende que de su rigor científico.
  • Desde el año 2018 circula a nivel latinoamericano el “Manifiesto de Apoyo a las Investigaciones con Cannabis y Tratamientos con sus Derivados”. Dicho documento, nacido desde la comunidad médica y científica, establece la urgencia para que la población de nuestros países tenga acceso amplio al  Cannabis Medicinal, con prioridad de producción nacional y reconocimiento de la importancia de los pacientes e investigadores. Este Manifiesto ha sido firmado y difundido por decenas de médicos, investigadores y profesionales de la salud de toda Latinoamérica. El texto da cuenta de una realidad a la cual el Colmed decide ignorar.
  • De eso, y de nada más se trata la Ley Cultivo Seguro. Estamos hablando de la salud, dignidad y seguridad de miles de pacientes en Chile que hoy mejoran sus vidas gracias al uso medicinal del cannabis, acompañados por sus médicos. Lamentamos que el Colegio Médico haya cambiado de posición, dándole la espalda a esta sentida demanda social, transversal en Latinoamérica.