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Viernes 26 de Abril del 2024 03:10

Chile, ¿el país de los resentidos?

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Chile, un país emergente que juega codo a codo con las grandes potencias mundiales, invitado de honor cuando de cifras se trata y musa inspiradora para el capital extranjero. ¿Quién podría dudar de nuestra astucia financiera con un PIB per cápita en torno a las 16 mil dólares, 8 millones de pesos por persona al año? Estas cifras nos indican que una familia promedio en Chile de cuatro integrantes recibiría 32 millones de pesos al año ó 2,7 millones de pesos por mes. Si tomamos en cuenta las proyecciones realizadas por el FMI que nos ubicarían para el año 2016 en los 20 mil millones de dólares per cápita, a un paso del desarrollo, cualquier intento de duda subjetiva a nuestro sistema sería aplastado por la cuanto frenia de muchos economistas nacionales que encuentran en estos números la razón de gritar viva Chile. Pareciera que solo un resentido podría dudar maliciosamente de estas cifras, lo lamentable, es que esos resentidos representan la gran masa de la población nacional a la cual estos números no le hacen sentido alguno.

Los estudios del INE revelan que el sueldo promedio de los chilenos es de $360.300 mil pesos. Por lo tanto ganan menos de la mitad de lo representado en el PIB y un 90% de la población gana menos de $666.000 mil pesos, “cifra que representa el ingreso mensual que ganarían los chilenos”, informa este mismo indicador.

Ahora bien, bajo la lógica del famoso ceteris paribus (mantienen constantes todas las variables de una situación), podríamos tomar las cifras y decir que conservando todo lo demás constante, Chile es un muy gran país. Pero lamentablemente la sociedad  funciona distinta al modelo y lo demás nunca se mantiene constante. Si analizamos fuera del modelo nos encontramos con que Chile, según los últimos resultados de la CASEN, es el cuarto país de Latinoamérica en distribución desigual del ingreso, y si nos vamos aún más lejos del modelo, es posible que encontremos que en una de las regiones más productivas de Chile como lo es la de Antofagasta, se vislumbren tremendas desigualdades sociales en la distribución del ingreso. Aún así podemos irnos más lejos y llegar a la periferia de la capital de la segunda región en donde se esparcen a los largo de las faldas del cerro más de una docena de campamentos, donde la satisfacción de las necesidades básicas representa su lucha diaria.

El Gobierno de Chile tiene una gran misión declarada entorno a lo que la ciencia social durante los años 60 y 70 quisieron denominaron “pobladores”  los habitantes de las zonas periféricas o como diría Eduardo Galeano; los Nadie, los ninguno, los ninguniados. Esa misión es erradicar los campamentos para el año 2014, ¿Cómo lo lograra? Se preguntara el lector atento. La verdad es que la solución es muy simple y consta de dos pasos:

1.- Transformar la lógica de los campamentos -actores fundamentales en la lucha por la transformación social durante los años 60, 70 y 80 –  a una lógica de comité de vivienda, donde lo único que importa es acceder a la vivienda estable, olvidando toda método discursivo ideológico y practica que vincule la situación de poblador con la estructura social del modelo. La solución a un comité de vivienda es la casa propia y toda lucha se reduce a juntar la platita peso a peso para depositarla en la libreta y aparecer en la nomina de los beneficiados del próximo conjunto habitacional, caso muy distinto a la lucha de los pobladores de los campamentos – nombre justamente escogido como sentido paramilitar  por los sectores de izquierda  para denominar a estos nuevos pobladores que se cristalizaron con las tomas de terreno luego de abandonar las  poblaciones callampas – que luchaban por el cambio de un modelo injusto que los había desplazado  durante años y para aquello, el actuar colectivo era fundamental, la casa no era suficiente.

2.- Aquellos que no ingresen a los comités de vivienda serán según lo declarado por las autoridades, integrados de manera forzosa al plano urbano regulado y planificado ¿Cómo? Simple; expulsados a su suerte. Un ejemplo es lo declarado por el Gobierno para  el Campamento 18 de Septiembre de Antofagasta ubicado a la falta del cerro donde se encuentra la salida de Antofagasta que lleva camino a Calama. Este “comité de vivienda”  ya tiene a sus afortunados que lograron se beneficiados “a duras penas”   con la casa propia en el futuro conjunto habitacional ubicado en el sector de “La cachimba del Agua”. Pero como es de esperarse  en este modelo basado en el emprendimiento personal, no todos son beneficiados y aquellos que no lograron ingresar al comité de vivienda tendrán que buscar un nuevo lugar donde vivir, ya que por aquel sector pasara una carretera.  Con este punto se sigue cumpliendo lo que Chile lleva buscando desde la dictadura a la democracia, mejorar las cifras haciendo limpieza de datos “no deseados”, esperando, que para el año 2014  ya no existan campamentos en Chile, y es más, existan nuevas carreteras.

Cifras y más cifras engañosas, cifras y más cifras que nos ubican como unos de los mejores países de América Latina, cifras y más cifras que nos llevan a gritar ¡VIVA CHILE!, cifras y más cifras que nos generan un sentido de orgullo tal, que somos capaces de menospreciar al resto de los países hermanos.

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