Los juegos de azar y las apuestas son hoy en día actividades enormemente populares entre la población, independientemente de su clase social. De hecho, en la era digital la industria del juego ha crecido en gran medida gracias a las apuestas en línea, moviendo actualmente grandes cantidades de dinero al año. No obstante, podríamos decir que el interés de los humanos por el juego es ancestral, ya que desde tiempos remotos han sentido fascinación por el azar y la apuestas, intentando anticiparse al resultado de cualquier porfía o evento para hacerse con la ansiada recompensa.

Antecedentes de apuestas desde la Antigua Roma y la Antigua Grecia

Por ejemplo, en la Antigua Roma proliferaban las apuestas en las peleas de gallos, en las carreras de carros tirados por caballos y, por su puesto, en los épicos combates de los gladiadores en la arena del Coliseo de Roma. Pero no solo apostaban aquellos que presenciaban el espectáculo entre el publico; era tal la pasión, que muchas personas que no asistían se quedaban en los aledaños del recinto, ansiosos de conocer los resultados.

Tras las carreras, los apostantes cobraban o pagaban la cantidad de dinero apostada —a menudo grandes sumas— o, incluso, había individuos que se jugaban su propia libertad, pasando a ser esclavos si perdían.

Tomando referencias de Homero y otros escritos antiguos, también se puede comprobar que los juegos de azar gozaban de gran popularidad en la Grecia Antigua: el juego de los dados y otros juegos basados en el azar siempre han contado con muchos aficionados griegos. No en vano, ya en épocas pretéritas de la Antigua Grecia existían sitios específicos para el juego, que podrían ser los antecedentes de los actuales casinos.

En América, por su parte, los indios nativos de la costa nordeste de los Estados Unidos marcaban en el calendario varios días para apostar en sus diferentes juegos. Ya en tiempos de la Modernidad, algunos juegos de azar y las apuestas fueron evolucionando, entre ellos los juegos de naipes, que fueron desarrollados y perfeccionados por los franceses desde la Edad Media hasta el siglo XX.

Regulación y control del juego y las apuestas

El caso es que casi desde los inicios de los deportes y los juegos, las élites gobernantes han intentado ejercer un control sobre las apuestas. Ya en el siglo XIV se introdujeron las casas de apuestas con licencia, en las que solo los miembros de la clase alta podía acceder. De ahí a que los demás jugaran en casas privadas y clandestinas, corriendo el riesgo de enfrentarse a duras sanciones. En definitiva, cada rey o mandatario establecía una normativa al respecto, aunque también eran habituales ciertas concesiones a determinados grupos sociales.

En resumidas cuentas, los juegos de azar, los deportes y las competiciones son algo inherente al ser humano y, aunque hay muchas personas que se posicionan totalmente en contra de cualquier tipo de apuesta, sería harto complicado —por no decir imposible— tratar de impedir que la gente apueste. Es por ello que se ha de abogar por una regulación eficiente que, por ejemplo, impida que la publicidad de las casas de apuestas se masiva y, por tanto, visible para la gente más joven, entre otras regulaciones.