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Sábado 5 de Octubre del 2024 00:36

El dramático primero de mayo de los trabajadores sin sueldo

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Cristian Reyes Herrera
Cristian Reyes Herrerahttps://www.diarioantofagasta.cl
Periodista, Licenciado en Ciencias de la Comunicación UCN. Diplomado en Estrategias para Contenido Digital UDP. Soy un #AntofaLover. Director y Fundador de DiarioAntofagasta.cl
La historia de Patricia Valenzuela junto a sus tres hijas, es una de las cientos que se escriben diariamente en el campamento de los contratistas de Minera Escondida

Mientras desde el Gobierno Central son presentadas cifras alegres y señalan que existe un “trato laboral 2.0”, un fugaz vistazo al acceso sur de Antofagasta nos da una bofetada que trae de regreso a la realidad. Esta es la historia de los más de 200  trabajadores que poco y nada tienen para celebrar este Primero de Mayo, mientras acampan frente al edificio corporativo de una de las empresas más ricas del mundo.

 

Como todas las tardes desde hace ya 15 largos días, Patricia Valenzuela se acerca a retirar la tetera del fuego, para preparar el té a sus tres hijas y su marido, en la improvisada choza que mantienen frente a las instalaciones de Minera Escondida, la vanagloriada y multimillonaria minera perteneciente a la anglo-australiana BHP Billiton.

Para esta noche el menú consiste en tostadas y un té, con ración pequeña de azúcar. Al menos se han ido acostumbrando. Es que el dinero no da para mucho más, cuando se está trabajando sin recibir sueldo.

“Se han portado mal, porque no han querido darle solución a la gente”, cuenta esta madre y esposa de uno de los dirigentes del sindicato de Compass Catering, cuando debe referirse a la empresa contratista para la cual su esposo ha entregado su trabajo y su esfuerzo, con el fin de cumplir sueños y esperanzas.

El pasado 8 de Abril, los trabajadores iniciaron la huelga. Las razones son aquellas que se repiten hasta el cansacio. Los abusos, la poca plata, una empresa que se cierra el diálogo. Ni siquiera la mediación del Arzobispo de Antofagasta, Monseñor Pablo Lizama, ha bastado para encontrar una solución.

En concreto, la empresa contratista rebajó todas sus ofertas, como por ejemplo, pasaron de los $500.000 de término de conflicto que ofrecían anteriormente a sólo $220.000, además de rebajar el 5,3% de incremento en las remuneraciones ofrecido el día 8 de Abril, a sólo un 2,8%.

Este tipo de medidas son las que llevaron a los trabajadores a radicalizar sus protestas, con el fin de lograr que les cancelen lo adeudado. Si, adeudado, porque Compass Catering se negó a cancelarles incluso bonos entregados directamente por Minera Escondida. Se trata del denominado “Bono Mel”, que entrega la trasnacional minera a las empresas contratistas, para que éstas hagan llegar a los trabajadores. Sin embargo, este no fue el caso.

En vez de sus pagos, gas lacrimógeno

Manuel Berríos Olivares muestra como quedó luego de recibir una bomba lacrimógena en su rostro

La temperatura desciende en Antofagasta, mientras el frío, el dolor y  el ardor en los rostros de las pequeñas hijas de Patricia, se hacen evidentes. El frío, porque en estos largos días han debido soportar  la intemperie y el dolor por la infección urinaria que les afecta, ante la falta de servicios básicos en el campamento.

El ardor, es porque pocas horas atrás, efectivos de las Fuerzas Especiales de Carabineros de Chile, mandatadas por el Gobierno Regional, habían dispersado una de sus últimas manifestaciones, bajo la excusa de que habían bloqueado la salida sur de Antofagasta.

La pequeña carpa que esta familia ha convertido en su hogar, fue una de las más afectadas. Sin provocación, recibió los embates de las fuerzas represivas, dejando inutilizables varios de las pertenencias de esta familia.

“Son muy abusivos. Más que nada, con las mujeres y los niños chicos. Llegaron acá con su maldad, a tirarle agua a las mujeres, porque las mujeres estábamos en la entrada. Las mujeres volaban y rodaban en el suelo porque les tiraban el agua”, cuenta esta madre.

Más allá, con la tenue iluminación de algunas carpas, otros trabajadores también acusan. “Se nos contaminó incluso la comida”, comenta con su rostro aún sorprendido, pero valientemente entero, José Verdejo, quién actúa como jefe del campamento mientras los dirigentes del sindicato se encuentran acompañando a los heridos.

Autoridades ausentes, jóvenes presentes

Trabajadores cocinando en el mismo lugar donde minutos antes hubo gas lacrimógeno

Al respecto, las autoridades regionales, que mantienen estrechos vínculos con Minera Escondida, poco y nada han hecho. Por el contrario, el Gobierno Regional, más allá de las palabras de buena crianza, insiste en que se trata de “un conflicto entre privados”. La Dirección Regional del Trabajo, fuera del “tecito” que ofreció a sus trabajadores conmemorando El Día del Trabajo, tampoco se ha hecho presente para apoyar a sus compatriotas. Ni hablar de la mayor parte de los medios de comunicación regionales, quienes han hecho una cerrada defensa de la minera extranjera, a la par que lucen vistosas publicidades de la compañía.

Sin embargo, con todo lo que ya han vivido, poco les sorprende a estos trabajadores la actitud de quienes les prometieron defenderlos, pero terminan apoyando intereses foráneos. Más les ha sorprendido la actitud de quienes sí los han apoyado, fundamentalmente jóvenes de las Federaciones Estudiantiles e incluso agrupaciones políticas tales como las Juventudes Comunistas o Las Armas de la Crítica, que terminaron dando cátedra de solidaridad, así como el siempre presente apoyo moral de los automovilistas y camioneros que hacen sonar sus bocinas mientras pasan frente al improvisado campamento.

Y es que a estas alturas, para ellos, el apoyo de la comunidad resulta fundamental, para ir sumando voluntades como si se tratase de pequeños granitos de arena, que sirvan para aumentar la presión y conseguir que la empresa les cancele lo adeudado.

“Les pediría (a quienes lean este reportaje) que nos acompañen y que nos ayuden, porque estamos luchando por algo justo. Yo estoy acá por mi marido y a mi familia, estoy acá apoyando también a sus compañeros de trabajo por lo mismo”, señala con su mirada siempre calma, Patricia.

No le agrada mucho el figurar ante las cámaras, pero el amor hacia su esposo y sus hijas, a quienes no quiere ver sufriendo, la motivan para enviar un mensaje a las demás mujeres de Antofagasta y el país. “Yo creo que ellas también son madres, tienen hijos y no les gustaría vivir lo que estamos viviendo nosotros acá”.

Palabras que sin duda debieran aparecer en muchas mesas y titulares de nuestra ciudad, a la hora de disfrutar los tradicionales asados del Día del Trabajo. Porque lo más importante no está en si está abierto o no el supermercado. Lo que se recuerda son las conquistas de quienes mueven al mundo. Los trabajadores.

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