Junto con el surgimiento de nuevos liderazgos que tanta falta hacen en nuestro país, los políticos deben preocuparse de sus gestiones ya que las nuevas generaciones serán mas “odiosas” que las actuales.
Gracias al esfuerzo de miles de estudiantes y sus familias, la educación pública es prioridad en la agenda nacional y en los hogares de muchos chilenos (lástima que no pueda aplicarse la misma lógica con los medios de comunicación tradicional). Dicho consenso sobre el problema de la educación, ha permitido extender el debate y análisis a un conjunto de variables sociales y políticas, entre las más importantes se encuentra el problema de representatividad.
En las ultimas encuestas, el Presidente de la República alcanza solo un 29% de aprobación, situación bastante compleja para un país que dice vivir bajo el alero de una democracia, esto nos indica que el sistema vigente requiere con urgencia grandes y nuevas reformas. Ahora la pregunta clave es ¿cuáles?
En este sentido el movimiento estudiantil parece apuntar, elaborando algunas directrices o planteamientos, que en el poco tiempo han llenado las columnas de periódicos, revistas, e incluso propuesta de algunos parlamentarios, me refiero principalmente a temas como plebiscito, asamblea constituyente y asambleas territoriales.
No pretendo desarrollar a cabalidad cada uno de estas ideas, por la complejidad misma que reviste el particular, solo deseo acotar que uno no puede plasmar una determinada opinión sin conocer las ventajas y desventajas de cada una de estas medidas; así por ejemplo el plebiscito se visualiza como la mejor reforma que nuestro actual sistema puede efectuar en pos de instaurar una democracia más directa, sin embargo, esta argumentación adolece de cierta ambigüedad en los siguientes aspectos: ¿Qué vamos a preguntar? ¿Quién define dichas preguntas? ¿Será vinculante?.
Hay claridad en que la ciudadanía requiere y exige una mayor participación al momento de adoptar las grandes decisiones en todas las esferas sociales, y que no se reduce dicha intervención solamente al sufragio. El problema dista en los mecanismos que permitan avanzar de forma segura y responsable hacia una nueva democracia. Esta disyuntiva es la que actualmente se plantea el movimiento estudiantil, al encontrar como límite a sus demandas la falta de representatividad de los diversos sectores políticos, aún cuando para muchos la solución necesariamente se realizará en el Congreso, para otro sector no menor la educación ya ha trascendido dichos espacios, y aboga por nuevas salidas que marquen precedente para la instalación de instituciones que permitan avanzar hacía una nueva democracia.
Entonces el escenario es claro, se debe centrar solo en la vía institucional o definitivamente el problema actual de la educación ha superado dichas vías y debe trabajar en post de nuevas salidas.
De ahí la pregunta de esta columna, mas allá de la respuesta que formulemos, tengo la absoluta certeza de que los tópicos han quedado planteados en la sociedad, y sobretodo en las futuras generaciones, eso es un gran logro para el movimiento estudiantil, junto con el surgimiento de nuevos liderazgos que tanta falta hacen en nuestro país, los políticos deben preocuparse de sus gestiones ya que las nuevas generaciones serán mas “odiosas” que las actuales, entiendo que algunos pocos ya no son los que tienen las grandes respuestas y que se necesita que se contribuya al debate, dejó planteada la pregunta.