La confirmación de diez casos de dengue en Isla de Pascua, determinó que la autoridad sanitaria chilena extendiera una serie de medidas para evitar un brote mayor, tales como manejo cuidadoso de residuos e información a la población de la ínsula.

El clima necesario para la proliferación del mosquito que produce el dengue y el zika es el tropical, por lo que se hace inviable su presencia en Chile continental y, menos aún, un brote a gran escala de esas afecciones incluso si hubiera ciudadanos que adquirieron el virus en el extranjero, ya que como recalca el infectólogo Dr. Francisco Zamora, académico de la Universidad de Santiago de Chile, “el contagio sólo se produce a través de la picadura”.

Agrega que “la Cordillera de los Andes es una extraordinaria barrera natural frente a un posible desplazamiento del aedes aegypti”. Pese a ello, el experto cree que el tema hay que asumirlo con cautela, sobre todo tomando en consideración algunos estudios en torno al zika y sus efectos nocivos en embarazadas que han dado a luz lactantes con hidrocefalia, es decir con insuficiente desarrollo craneal con implicancias en el cerebro.

Y si bien las investigaciones no son concluyentes, el Dr. Zamora piensa que las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de los ministerios de salud de los países expuestos, responden a su mandato de proteger a la población.

La alarma generada en Brasil en torno al zika -explica el facultativo- responde a un estudio que relacionó el nacimiento de bebes con hidrocefalia con mujeres portadoras de la enfermedad.

En todo caso, aclara que aunque la pesquisa no es concluyente y el número de casos detectados no son representativos, “hay que ser precavidos, y recomendar a las embarazadas que no viajen a las zonas donde habita el mosquito, incluso cuando no hay certeza absoluta respecto a su injerencia  en los casos de hidrocefalia”.

La enfermedad

“El dengue es una enfermedad causada por un virus, cuyo vector o mosquito que lo transmite (aedes aegypti) es el mismo que transporta la fiebre amarilla, el zika y el chikungunya”, especifica el académico de la Escuela de Medicina de nuestro Plantel.

Explica el especialista que “el insecto abunda en zonas tropicales y se distribuye, de norte a sur por distintos países de América Latina, como México, Brasil, Paraguay, Uruguay, entre otros. También, a la Isla de Pascua, de nuestro país. El díptero, suele radicarse en lugares de profusa humedad, y su picadura produce fiebre, dolor muscular, de articulaciones y lesiones cutáneas”. Ese es el cuadro inicial subraya el Dr. Zamora, quien aclara que los efectos posteriores a la inoculación determinarán, en definitiva, qué enfermedad desarrollará el paciente.

“El dengue tiene una afectación posterior que consiste en fiebre hemorrágica, que junto a las altas temperaturas produce una disminución de las plaquetas y la coagulación del portador y, con ello, una tendencia a producir sangrado lo que puede conducir a la muerte”, especifica. Enfatiza que “en un gran porcentaje, las personas que padecen el dengue no necesitan un tratamiento especial, porque muchas veces se elimina sola”. Explica el Dr. Zamora que la preocupación de las autoridades radica en que, al contagiarse con dengue, “la persona no crea inmunidad frente al virus y, por lo tanto, cualquier enfermedad posterior puede ser más grave, e incluso causar la muerte”.

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