Señor Director:
La encuesta del Colegio Médico realizada a sus colegiados estableció que un 71 % de ellos aceptaba la realización de la Eutanasia, entendida clásicamente como muerte digna. En mi calidad de Profesor de Bioética de la Universidad Pedro de Valdivia, realicé hace un mes un Seminario en el que participaron los Internos de Medicina y presentaron su visión del problema.
En un porcentaje similar estuvieron de acuerdo con la realización de la Eutanasia activa, siempre que ella se realizara siguiendo las estipulaciones que la Literatura y autores internacionales y nacionales habían establecido sobre el problema. De esas comunicaciones referenciales, 12 eran nacionales en las dos últimas décadas.
El objetivo acordado en la discusión llevada a cabo, fue realizar actos para provocar una muerte digna en personas que reuniesen las siguientes características: presentar una enfermedad irrecuperable establecida por un diagnóstico médico acabado y con la participación de dos o tres médicos que confirmaran esta realidad; respetar básicamente la autonomía del enfermo, pues él es quien expresa el deseo de disponer de su propia vida; respetar las condiciones legales de tipo familiar o social; asegurarse que el diagnóstico es el correcto y no se trata de un cuadro de depresión inadvertido u oculto; mantener hasta el óbito los tratamientos necesarios ante el dolor y el sufrimiento y establecer una muerte serena y no dolorosa.
Concluimos, de acuerdo a Kant, que la decisión que ha de tomar el enfermo corresponde a su autorrealización, a su jerarquía de valores, a su noción de lo que es para él el bien. El trato humanizado hacia la muerte es la responsabilidad final de todo médico.
Como ha dicho un pensador, la visión del ser humano es imposible sin la noción de la muerte. El misterio de la muerte está por encima de todo.
Dr. Oscar Román A.
Académico U. Pedro de Valdivia.
