En nuestro país actualmente vivimos momentos que requieren de especial atención, ya que está en juego la mirada o modelo de la educación en Chile, lo que ha revivido el movimiento social de norte a sur, de Arica a Punta Arenas. ¿Cómo hoy pensamos la educación: como privilegio, bien de consumo, o como válvula transformadora de realidades y derecho universal? Basta recordar nuestra propia historia para darnos cuenta que a la élite política imperante no le ha interesa jamás el sistema educativo público, porque la educación importa el cuestionamiento a la forma de vida, a las formas sociales, a las desigualdades sociales.
Para ellos es más importante mantener a la ciudadanía cercana al análisis profundo de los reality show. Y ahí es donde surgimos los descontentos con el sistema, los que nos revelamos contra el poder que quiere mantener al pueblo ignorante, porque mientras más ignorante el individuo, más fuerza bruta se puede ejercer sin recibir cuestionamiento alguno de su parte. Chile sabe mucho de esto, desde los tiempos de la conquista hasta las épocas del salitre: el poder se impone a fuerza bruta, y se extiende incluso a nuestros días, y la historia pasará la cuenta y recordará a nuestras futuras generaciones quiénes fueron los que consideraban a la educación un privilegio y a quienes lucharon porque la educación fuera un derecho universal transformador de realidades; la historia recordará a quienes fueron parte del Gobierno de Sebastián Piñera y recordará los nombres de cada uno de los profesores que marchando en las calles de nuestra patria, también han enseñado.