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Sábado 5 de Octubre del 2024 12:30

Sully: Hazaña en el Hudson…una película simple y directa

Nueva exploración del veterano actor y director Clint Eastwood en el tema del hombre común y corriente elevado a la categoría de héroe, enfrentando a la sociedad y debiendo asumir decisiones éticas que lo marcan y determinan para siempre.

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Víctor Bórquez Núnez
Víctor Bórquez Núnez
Periodista, escritor, comentarista de cine. Académico del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de Antofagasta.

sully-hazana-en-el-hudson-jpg_604x0Coherente con toda su vasta filmografía, el viejo Eastwood sigue explorando en las ideas del heroísmo versus la corrupción social, tema que lo apasiona desde que era actor (Harry, el sucio y sus secuelas) y que alcanzó momentos estéticamente grandes en ‘La conquista del honor’ y definitivamente notables en su obra maestra ‘Los imperdonables’ o la muy interesante ‘Gran Torino’. Es evidente que el tema de la carga moral, la valía de los héroes y finalmente el comportamiento social, es un tema que atraviesa todo el cine de Eastwood que, con altos y bajos, con luces y sombras, sigue constituyendo un capítulo de especial relieve dentro de la industria estadounidense.

El director Clint Eastwood viene realizando un cine irregular e interesante en el último período donde, sin alcanzar la maestría de películas como ‘Bird’ o ‘Los Imperdonables’, sirven como una manera de entender el estado de la sociedad estadounidense de estos días, en especial el díptico que constituye ésta con su filme anterior Francotirador (American Sniper, 2014), sobre todo porque se trata nuevamente del tema del héroe que no encaja en una comunidad que hace rato dejó de creer en ellos.

En ‘Sully: hazaña sobre el Hudson’ se inspira en el hecho real escrito por Todd Komarnicki, donde se relata los acontecimientos posteriores al aterrizaje forzoso del vuelo 1549 de US Airways, situación liderada por el capitán Chaesley “Sully” Sullenberger, ese característico ciudadano medio, común y corriente, que se ve enfrentado a una circunstancia que lo supera, personaje que calza perfectamente con los prototipos que tanto agradan al actor Tom Hanks, quien interpreta a este individuo.

El eje central de todo el relato es simple y directo: las indagaciones legales y todas las consecuencias éticas respecto de la decisión de este hombre que aterrizó sobre el río Hudson, luego de que una manada de pájaros destrozara las turbinas de su avión, hecho que comienza a ser ampliamente cuestionado por la opinión pública que ve en la figura de Sully el ejemplo preciso para encontrar un culpable, a pesar de las características heroicas de su iniciativa.

De este modo, el cine del veterano director Eastwood sigue escarbando en el tema del héroe incomprendido, figura un tanto romántica si se quiere, que es de una estatura moral que nadie, salvo él mismo o su familia, llegan a comprender.

En sintonía con ‘Francotirador’, una cuestionada película que ponía en la pantalla  la figura de un soldado de la guerra de Irak encargado de exterminar cualquier amenaza para el cuerpo de marines y que al regresar a su país es consagrado héroe de la patria, pese a tomar decisiones cuestionables desde el punto de vista ético al eliminar vidas, este nuevo filme hace exactamente el mismo cuestionamiento con un lenguaje clásico y funcional, aunque en ‘Sully’, el protagonista hace lo contrario: sigue los protocolos de la aviación, elige salvar las vidas y aterrizar su avión sobre un río, aunque la compañía a la cual pertenece lo reprocha, lo expone a una audiencia pública, cuestiona su decisión y eleva el tono de la discusión a nivel mediático.

De este modo, Clint Eastwood parece querer ligar ambas películas en una misma idea clave -un hombre común enfrentado ante una opción trascendente- y logra, evidentemente, resultados interesantes y discutibles.

Porque en ‘Francotirador’ el protagonista es quien decide si matar o no a la distancia a una madre con su hijo para evitar un atentado terrorista, mientras que en este nuevo filme, un piloto en caída libre elige en arriesgarse a volver al aeropuerto o intentar un aterrizaje forzoso en un río para salvar su vida y la del resto de los 155 pasajeros. Ambos son ciudadanos promedio, ambos dudan, eligen y deben afrontar las consecuencias de sus actos de cara a una sociedad como la estadounidense post 11 de septiembre.

Ambas películas tienen, por cierto, méritos y límites propios en el terreno cinematográfico, porque son filmes que dan cuenta de un director coherente en su línea argumental pero que hace rato dejó de lado los atrevimientos desde el punto de vista de la narrativa visual, haciendo un cine efectivo pero en cierto modo poco arriesgado.

Eastwood pone el acento en el cuestionamiento social respecto de la decisión adoptada por el capitán, el que resulta cuestionado y puesto en duda, a pesar de haber salvado a 155 pasajeros pero que se enfrenta a la frialdad de los informes técnicos del accidente que reducen su hazaña a un hecho de irresponsabilidad.

Todo lo anterior sirve para que el director Clint Eastwood entregue una nueva “película pequeña” –en los términos que un director de la calidad probada puede hacer algo de estas características-, que mantiene el relato clásico, el punto de vista desde el protagonista y que utiliza estos elementos para seguir adelante con su discurso respecto de la sociedad estadounidense, su definición de heroísmo y las maquinaciones de los medios.

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