Catalina Berríos

Fue un pequeño oasis en el desierto, o si se prefiere, una pequeña pausa, un rayo de sol que se coló en medio de la tormenta.

Por un lado, enfrentamientos entre efectivos de Carabineros y pobladores que eran desalojados de sus improvisadas viviendas utilizando maquinaria pesada. Por otro, las autoridades y una buena parte de los vecinos de Calama celebrando los resultados del desalojo mediante sus cuentas de redes sociales…y en el medio, una funcionaria de Carabineros sonríe para intentar calmar a una pequeña niña que llora mientras su familia es conminada a abandonar el único hogar que conocía.

Esa fue la escena que captó con su cámara la Periodista de TVN Red Antofagasta Catalina Berríos, durante el desalojo del campamento Frei Bonn en la ciudad de Calama, realizado para retirar de los terrenos ocupados de forma irregular a más de 700 personas. Todo, según las autoridades, informado con la debida anticipación y tomando resguardos.

Acabo de recibir un poco de agua del conocido guanaco, he visto frente a mis ojos enfrentamientos, pero esta pequeña y noble acción me obliga a detenerme. Cada quien cree tener la razón desde su punto de vista. Yo, como periodista, solo puedo compartirles esto“, comentó la periodista en su cuenta de Facebook.

En conversación con Diario Antofagasta, Catalina Berríos comentó el contexto en que se tomó la icónica fotografía y también la forma en que vivió ese momento que quedó registrado en cámara.

Mientras desalojaban una casa, la señora estaba con la guagüita. Entonces la Carabinera la tomó en brazos para consolarla porque estaba llorando. Yo también le pasé un juguetito“, explicó la profesional, quien se sintió profundamente afectada por la escena.

Quedé con sentimientos encontrados. Ver eso, fue super triste“, cuenta Catalina.

Y es que tal como cuenta la corresponsal de la televisión pública, la situación en Calama amerita un análisis riguroso y en el cual no se admiten exclusivamente blancos ni negros, sino grises.

Por un lado, efectivamente las autoridades dispusieron de albergue para las familias y los niños, como también es importante destacar que no produjeron los niveles de represión y violencia vistos en otros desalojos de campamentos a nivel histórico en el país. Gran parte de los ocupantes de la toma dejaron sus precarias viviendas de manera pacífica y sin enfrentamientos, mientras que hubo un ánimo desde buena parte de los funcionarios policiales para que el proceso resultara lo más humano y menos traumático posible para los desalojados, como quedó retratado en la funcionaria de Carabineros de la fotografía.

Por otro lado, es muy diferente enterarse de esta situación, celebrarla y comentarla desde la comodidad de la casa, que estar en los zapatos de los niños que lloran al ver la desesperación de sus familias por tener que abandonar su hogar y no tener un techo donde guarecerse de las temperaturas bajo cero en la época más fría del año en Calama, viendo además como sus pocas pertenencias terminaron convertidas en un revoltijo de escombros que se irán a la basura, mezcladas con las de aquellos que alguna vez fueron sus vecinos. Será tal vez una marca que quedará en sus memorias para siempre.