A través de los tiempos, cuando los pueblos han sido oprimidos durante tanto tiempo, cuando el abuso contra los desposeídos pasa la raya de lo lamentable a lo grotesco, cuando las ambiciones de los lucrativos deja de hacer daño a los débiles para ya simplemente comenzar a destruirlos por completo es cuando ya las mentes oprimidas dejas por unos instantes sus lamentos de lado para levantarse en guerra y dar el zarpazo contra el opresor.
Esto fue lo que ha sucedido con la multinacional Monsanto en la ciudad de Córdova, Argentina. Pues un tribunal dictaminó que la firma debe detener su construcción de sus plantas de tratamientos para semillas transgénicas, esto a raíz de un recurso de amparo presentado por los habitantes del lugar que habían levantado sus carpas hace ya más de tres meses en las puertas de las construcciones.
Los vecinos de la comunidad afectada, agrupadas en pequeños grupos que tomaron la iniciativa, sin importarle las fuerzas de la multinacional ni las consecuencias que puedan desencadenar estas, sino con las más firme convicciones que un atropello tal no podía efectuarse, decidieron levantarse en contra de la compañía, que, finalmente y tras varios reveces, lograron que el estado terminara por reconocer que los vecinos tenían la razón.
Este ejemplo de fe en las convicciones del ser humano, que cuando están aliadas en pro de una causa común para el bien de la comunidad, puede ser también una enseñanza para todos los Chileno, que unidos todos bajo una misma causa, se puede lograr derrotar a las grandes amenazas, aunque siempre se deberá luchar contra el grupo negativita que pregonará que “los gobiernos solo sirven a los grandes consorcios”, habrá una luz que hará prevalecer el bien sobre lo demás.
