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Martes 21 de Enero del 2025 11:56

El origen del movimiento estudiantil

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Las denuncias de las injusticias sufridas por los estudiantes, fueron la tónica de las primeras marchas. Fotografía: Sebastián Rojas Rojo

Hay consenso en que el movimiento estudiantil ha generado repercusiones sociales y políticas, colocando en la agenda nacional un tema abandonado en las aulas y paredes universitarias o defendido por agrupaciones de intelectuales que ante un sistema excluyente han tratado de impulsar la importancia de una educación pública.

El problema de nuestro sistema es sin duda la gran segregación social que actualmente existe, estableciendo colegios según el nivel socioeconómico de las familias, y por ende, la educación recibida por algunos  se torna un verdadero privilegio frente a la realidad de otros.

Sin embargo, no quiero extender estas líneas en un análisis sobre el sistema per se, sino que deseo apuntar a la construcción y génesis de este movimiento en Antofagasta. En efecto, estamos frente a un proceso social que ha debido gestarse a través de largas horas de movilización.

En un comienzo la lucha por la educación pública se levantaba al compás de las voces de compañeros situados a las afueras del casino de nuestra universidad o en la puerta principal, para que los demás alumnos puedan estar informados de lo que sucedía sobre los cambios privatizadores que el sistema actual y los gobiernos propugnaban tanto en Chile como en Latinoamérica en general ( con ello recomiendo revisar las últimas declaraciones del OCLAE)  en donde lo público quedaba abandonado  a un segundo plano. Muchas veces fuimos indiferentes y caminamos  al lado de esos megáfonos o mirábamos con extrañeza a quienes lo sostenían y hablaban sobre aportes basales, eliminación de la PSU,  fondo de revitalización, etc. Lo mismo ocurría en las instancias de foro-debates organizados por la federación o los centros de estudiantes, en donde acudían pocos alumnos, incluso puedo afirmar que hasta unos meses algunos desconocían la existencia de la CONFECH.

He visualizado en el último tiempo  la desilusión frente a un posible fracaso de las movilizaciones ante la insuficiente propuesta del gobierno, que impulsa en su discurso  la gran reforma educativa pero en concreto propone  un financiamiento deplorable, profundizando la lógica del autofinanciamiento.

Frente a ello, el escenario actual  exige un mayor compromiso,  aprovechando los espacios sociales con actividades culturales que nos permitan llegar  a las familias, que ellos se sientan identificados con la realidad que implica hoy  poder estudiar, con remuneraciones  que hacen imposible en la mayoría de los casos tener  a dos hijos en la universidad, ya que la suma de esos dos aranceles ( en donde en promedio un arancel bordea los $ 200.000) consume el sustento básico de una familia en el mes, y que por lo tanto, dicha familia indudablemente debe elegir a que hijo otorgar educación,  son ellos nuestros máximos aliados en este nuevo proyecto por una educación inclusiva en todos sus niveles.

Debemos comenzar por  abrir los espacios en donde fluya el debate, la información y las propuestas, con cadenas es imposible actualmente gestar una transformación. Bajo esa lógica debemos volver al comienzo, reestructurando nuestros espacios de participación estudiantil y dando la importancia que ellos merecen, informando a las afueras del casino, en la explanada, en la plaza de la reforma, impulsando jornadas de investigación, foros sobre educación con diversos especialistas,  haciendo universidad luchamos con mayor firmeza,  frente a un cambio como el hoy planteado el concepto de derrota no puede ser medido a corto plazo, hay aspectos cualitativos que no se miden por la inmediatez, si fuera así, no podríamos explicar que no obstante la  indiferencia de muchos, seguimos creando y creyendo en nuestros ceales ( ante la primera duda recurrimos a ellos), seguimos impulsando la información en tiempos en donde detenerse a escuchar al otro, no cabe en la lógica de la cotidianidad, en un pasado  la respuesta inmediata fue la indiferencia,  y quizás aún siga existiendo ( esperamos que así no ocurra), pero con esas  intervenciones y con el trabajo colectivo  gestamos lo que hoy se ha convertido en el movimiento estudiantil mas grande en el último tiempo, y eso nadie lo puede dudar.

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