Todos hemos sido testigos de los hechos de violencia que han ocurrido en nuestra ciudad. Problemática que se ha acentuado en los últimos años, y en la cual aún no existe una solución real, ya que es tarea de todos cambiar esta realidad.
Es tremendamente injusto asociar la delincuencia con una nacionalidad, ya que es algo que nos afecta a todos por igual. Es así como parte del conflicto radica en que tenemos muy mala memoria. Nuestra ciudad, y todo el Norte Grande, se fundó con el esfuerzo de trabajadores(as) migrantes extranjeros(as) y chilenos(as) que contribuyeron al crecimiento de la economía de nuestra de región.
Por lo tanto, ¿es la migración un problema nuevo para la ciudad? Antes supimos como comunidad superar los prejuicios, resolver nuestras dudas, integrar a los ciudadanos y crear comunidades tan características de nuestra ciudad, que sin ellas tendríamos ante nosotros un Antofagasta muy distinto,y quizás, mucho menos rico culturalmente.
La delincuencia, por otro lado, siempre será un problema. Las últimas encuestas señalan que los niveles de delincuencia han bajado, pero siguen muy altos los índices de victimización. ¿Qué está pasando? Nuestra sociedad, y en particular la nortina, está siendo víctima más bien de la inseguridad que de la delincuencia como tal.
Pero, ¿es justo que esta victimización la atribuyamos a personas venidas de otros países que llegan a nuestros barrios en busca de una mejor calidad de vida?, ¿no es acaso parte de la costumbre histórica antofagastina el hecho de integrarlos a nuestra ciudad? Estas inseguridades se superan con el trabajo en conjunto de toda la comunidad, y es parte de la labor activa que en TECHO-Chile realizamos.
Con estos prejuicios hacia las múltiples nacionalidades que habitan nuestros territorios estamos perdiendo una oportunidad única, de hecho, única en cada centuria, de desarrollar nuestra cultura local con las costumbres e historias de miles de migrantes que eligieron a nuestra ciudad-por sobre todas-para iniciar una nueva vida.
Los invitamos no tan sólo a reflexionar, sino a pensar en cómo podemos construir, entre todos, una ciudad intercultural y superar esta inseguridad que nos victimiza y divide.