Hoy mas que nunca, es fundamental que el movimiento estudiantil haga frente y apoye los levantamientos legítimos de ciudadanos y ciudadanas en Aysén, Calama, Tocopilla, etc que esperan cada año por ser escuchados, cansados de vivir excluidos y olvidados de esta larga franja de tierra.
Con un discurso bastante particular, algunos sectores argumentan la inexactitud del movimiento estudiantil en torno a la relación con los demás procesos sociales. En efecto, sustentan que por la falta de posicionamiento mediático, nuestras instancias de participación ven y buscan en otros procesos la plataforma necesaria para posicionar las demandas del 2011 supuestamente olvidadas en estos meses, asimismo, exigen por parte de nosotros los estudiantes centrar exclusivamente la opinión en el problema de la educación.
Ante aquellas reflexiones, estimo necesario hacer algunas apreciaciones, comenzando por indicar que existe un déficit de comprensión en esa lógica argumentativa y la carencia de algunas variables necesarias para hacer un mejor diagnóstico de los sucedido en el 2011 y lo que se pueda llegar a gestar este 2012, sobretodo considerando el nuevo perfil de ciudadano y ciudadana cada día mas comprometido y consciente de la realidad material que lo delimita dia a día, tanto a nivel nacional como internacional.
Es imposible entender la desigualdad en la educación, sin hacer referencia al origen mismo de su establecimiento, es decir, la configuración y profundización de un sistema mercantilista, cuyo eje fundamental es la competencia y un concepto de libertad mal entendido y conscientemente aplicado para beneficio de algunos pocos. Este mismo eje articulador, es uno de los tantos que genera los grandes problemas en las regiones extremas, excluídas totalmente en la distribución de riquezas, por falta de proyectos claros y medidas que apunten realmente a la descentralización a nivel socioeconómico como también administrativo, cultural y social (hoy por ejemplo; los principales centros de investigación y desarrollo tecnológico se encuentran en Santiago).
A ello debemos sumar que las ciudades del norte y sur cobijan los principales espacios de producción y explotación de recursos naturales, traducido en la formación de una fuente laboral indudable para muchos, pero nublamos la visión en torno al alto valor de vida en ciudades como Antofagasta. Basta mirar la desproporcionada relación que existe entre los ingresos productivos que ostenta Calama o Tocopilla y su bajo desarrollo en políticas de distribución para todos los sectores, por ejemplo en el norte ( principalmente en Antofagasta). Hacemos eco de la gran venta de automóviles de lujo, casino, mall, joyas y ropa de marca, pero poco y nada se dice de los muchos que aún viven en situaciones de extrema pobreza, y que se mantienen al margen de los beneficios económicos actuales y del llamado ” Estado de Bienestar”.
Ante este escenario en materia de educación, como en los problemas regionales, se han implementado medidas reaccionarias y políticas represivas profundizadas por el actual gobierno, incluso a niveles normativos con la difusión de la nueva ley Hinzpeter.
Por ello, insisto como segundo elemento a las personas que indican no existir relación de temas, que es necesario comprender la totalidad de la estructura que configura una sociedad. Hoy mas que nunca, es fundamental como movimiento estudiantil hacer frente y apoyar los levantamientos legítimos de ciudadanos y ciudadanas en Aysén, Calama, Tocopilla, etc que esperan cada año por ser escuchados, cansados de vivir excluidos y olvidados de esta larga franja de tierra.
Por ello, Vemos la necesidad de trabajar y construir espacios colectivos respetando nuestra independencia como movimientos, no por un afán mediático sino por la comprensión de que un trabajo conjunto en todas aquellos que nos une, es la mejor plataforma para intensificar y potenciar nuevos proyectos.
Así por ejemplo confluimos en el gran problema de educación que viven las regiones extremas por falta de recursos que las lleva a la carencia de colegios y Universidades, lo que se refleja en la migración del capital intelectual a las ciudades del centro del país, olvidando la necesidad de retroalimentación que requieren las demás regiones.
Nuestro eje fundamental sigue siendo el fortalecimiento de la educación pública, pero no vamos a dejar que el sectarismo nos posicione en un rincón, sin tener visión horizontal de todos los problemas que nuestro país esta viviendo, fomentamos desde la CONFECH una etapa de fortalecimiento en nuestras propuestas y estructura de organización, asumiendo cada uno de los errores del 2011, pero también vemos la necesidad ineludible de seguir levantando la voz junto a todos los movimientos sociales que crean, al igual que nosotros, en la formación de un país en base a una nueva educación, con una democracia no instrumentalizada, participativo e inclusivo. Dando espacio con ello al nuevo perfil de ciudadano y ciudadana que está creciendo. Vamos por la creación de un nuevo Chile.