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Jueves 25 de Abril del 2024 10:30

Animitas en Antofagasta: Las historias que nos cuenta la calle

Son variadas las animitas que adornan y acompañan las vías de la ciudad, rememorando a diario el paso y legado de quienes perdieron la vida, adquiriendo incluso algunas un carácter milagroso.

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A través de los grandes cimientos y construcciones de la ciudad suelen contarse anécdotas dantescas e importantes, muchas veces ajenas a las personas que transitan por el lugar. Sin embargo, en la simetría de las calles y en los rincones más modestos se esconden a plena vista los legados de personas comunes y corrientes, aquellas que perdieron la vida y hoy permanecen como una cápsula del tiempo a través de las animitas, que recuerdan a las almas que sufrieron un infortunio en aquel lugar y se mantienen presentes para los suyos.  

En Antofagasta son variadas las animitas que adornas la imagen urbana entregándole un pequeño descanso de la homogeneidad de la capital regional. Muchas de estas, han adquirido un carácter milagroso tal como se puede notar por las distintas ofrendas; como regalos, velas, juguetes o placas de agradecimiento que se colocan en el lugar haciendo alusión a algún favor concedido.

La Mariposa que se perdió 

Créditos: Mercurio Antofagasta

Camila Verdejo se dirigía a la casa de su pololo el domingo 25 de noviembre del 2007, cuando fue alcanzada en la subida de Coviefi por un vehículo que iba a más de 120 kilómetros por hora con un conductor en estado de ebriedad. Camila falleció en el lugar debido al violento golpe.  

En aquel entonces, no era fácil cruzar en el sector por la falta de semáforos o pasos señalizados, sin embargo, actualmente ya se encuentran presentes en el lugar. 

La familia de la joven se encargó de dejar un gran recuerdo para cualquiera que pase por aquel espacio, donde colocaron un mural que se mantiene vigente hasta el día de hoy, una pequeña plaza en frente desde donde se puede ver una postal del atardecer y un pequeño lugar donde las personas dejan sus agradamientos y le prenden velas a la difunta, en agradecimiento a las peticiones cumplidas. 

El pequeño Yimmi 

Créditos: urbatorium.blogspot.com

En la inmensidad del centro de la ciudad de Antofagasta, al lado de edificios gigantes y calles hasta el tope de autos, justo en la conjunción de Avenida Argentina con calle José Santos Ossa y Simón Bolívar, en los barrios situados al oriente del casco histórico, se encuentra la animita del “Yimmito”. Un menor de unos 4 años que el año 2009 escapó de las manos de su madre, siendo alcanzado por un vehículo en la avenida.

Con un modesto tamaño, con una pequeña casa al lado de un poste, la animita del pequeño está llena de juguetes que van dejando las personas, acompañando una de sus fotos y algunos versos que comienzan “Para mi Yimmito querido, toda tu familia sentimos tu ausencia”.  

Cruel mundo de grandes

Créditos: caminantesdeldesierto.blogspot.com

La figura de Elvira Guillén sigue presente dentro del Cementero General, donde muchos devotos van a hacer ofrendas y peticiones a la “niña-niñera” dejando una serie de regalos a su alrededor. Si bien no es aquí donde falleció, es algo seguro que su tumba destaca por sobre las demás, debido a todos los obsequios y recuerdos que le son dejado a “Elvirita”. 

Con tan solo 14 años fue traída desde Limache hasta Antofagasta para la crianza de niños ajenos. Luego de conseguir un poco de confianza en la nueva ciudad, fue a visitar al jardinero Miguel Díaz Díaz y su mujer Margarita Vega, quienes se encontraban junto a María Vega Díaz y su esposo. Este último drogó a la menor luego de invitarle unos tragos y posteriormente abusó de ella. 

Al siguiente día, Elvira, una pobre niña ahogada en vergüenza en un mundo de grandes, se disparó dos veces en el pecho, antes de que pudiera recibir orientación para denunciar el delito. La “niña-niñera” dejó tres fotos y una carta a medio terminar que decía “Hago esto ya que todo el mundo…”.  

Miguel Díaz Diaz y el esposo de María Vega, Francisco Cañas Gonzales quedaron presos. 

¿Y Juanita?  

Créditos: Tell Magazine

Ocho días pasaron antes de que su cuerpo fuera encontrado a metros de la caleta El Cobre en Avenida Pérez Zujovic el año 1983 donde ahora está su animita, refugio de los transeúntes que buscan un momento tranquilo y espacio donde muchos agradecidos de su gracia mantienen ordenado, adornado y limpio. 

Dicen que era una mujer alegre, que de noche disfrutaba bailar semidesnuda con el seudónimo de “Sandra Le Roi”. Lamentablemente poco de eso quedó luego de que la mañana del 21 de febrero del 83′ el mar devolviera su cuerpo, el que, a pesar del evidente estado de descomposición, pudo ser identificado como Juana Guajardo Burgos de 32 años. 

Se determinó que fue lanzada viva al mar con el objetivo de desaparecerla, ya que tenía un riel de ferrocarril amarrado a su cintura, muriendo ahogada. Nunca se pudo esclarecer los motivos detrás del crimen de la “Fondeada”, pero la gente no la ha olvidado. De vez en cuando se puede ver una linda postal de su animita con el mar, la caída del sol como postal y algunos peatones disfrutando del refugio donde hoy es recordada.  

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