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Viernes 20 de Septiembre del 2024 01:37

A 50 años del Golpe de Estado: La historia de Chacabuco, el Campo de Concentración ubicado en la región de Antofagasta

Durante la dictadura cívico militar encabezada por Pinochet, la ex Oficina Salitrera y Sitio de Memoria Chacabuco, albergó más de 1.000 hombres en medio del desierto más árido del mundo.

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A 98 kms. al noreste de Antofagasta, en medio del desierto más árido del mundo, se encuentra -o lo que fue de ella- la ex Oficina Salitrera y Sitio de Memoria Chacabuco, un lugar que llama la atención de sus visitantes por las estructuras, pero también por las historias que alberga en su interior.

En 1924, en Chacabuco, se alojaban los trabajadores del salitre, de la compañía Sociedad Química y Minera de Chile (SOQUIMICH), quienes, después de largas jornadas de trabajo, llegaban ahí para descansar. La salitrera contaba con casas, iglesias, lugares de entretención, como cines o bares.

Sin embargo, en 1938, las infraestructuras y calles del pueblo fueron abandonadas por sus locatarios, de ahí en más, la zona, fue utilizada como un lugar donde los militares hacían sus practicas del ejército.

Lamentablemente, la ex Oficina Salitrera, tras el Golpe de Estado 1973 fue utilizada como Campo de Concentración albergando a más de 1.000 hombres provenientes de distintas partes del país.

De acuerdo a Memoria Viva “según los testimonios recibidos, la guardia rotaba entre personal del Ejército, Fuerza Aérea y Carabineros. Vigilando el campo, había un tanque militar que transitaba continuamente alrededor de éste. Los testimonios señalan, además, que era frecuente que los sobrevolaran aviones en vuelos rasantes. El Comité para la Paz informó a fines de 1974: Los presos vivían en corredores de adobe que contenían diez casas pequeñas. Cada una era de dos o tres pisos y mantenía a seis presos. Había un comedor de uso común y no contaba con luz eléctrica hasta julio de 1974”.

PRISIONEROS EN EL DESIERTO

Ad portas de conmemorar 50 años desde el Golpe de Estado que dio inicio a una larga y sangrienta dictadura en nuestro país, es necesario recordar la historia de los más de mil hombres prisioneros en uno de los campos de concentración más grandes de Chile.

En la investigación Resistencia política en la oficina salitrera de Chacabuco (1973 – 1975), región de Antofagasta, Chile, recopilan varios testimonios de quienes vivieron en el sitios: Dagoberto Reyes, señala a la investigación que, “Llegamos tipo 7 de la tarde. Y yo recuerdo clarito que cuando ingresamos y nos llevaron a la cancha, nos desnudaron […]. Un milico se paró frente a mí y me dijo: «José Dagoberto Reyes, militante del MIR» yo lo negué, pero insistió: «Le advierto, cualquier cosa que ocurra en el campo, ustedes van a pagar». También me impresionó cuando el gallo se paró delante de mí y me dijo el prontuario. Yo logré leer el cuaderno que tenía el milico, y vi que tenía con escrito rojo «extremista peligroso»“.

Asimismo, relatan que “Algunos testimonios dan cuenta que la estadía fue más tolerable que las otras prisiones donde habían estado recluidos, ya que en Chacabuco pudieron tener algo de libertad de movimiento dentro del mismo pueblo; sin embargo, existieron algunas normas y prohibiciones, como por ejemplo: debían levantarse todos los días a las siete de la mañana, hacer una fila para poder ser contados, posteriormente izar la bandera, cantar el himno nacional y luego ir a desayunar. Los prisioneros comían en los comedores oficiales, ya que estaba prohibido comer en las casas, hacer fuego en las casas y permanecer en el interior de estas durante el día”.

Agregan: “Bajo cualquier pretexto, los detenidos eran sacados por las noches a la intemperie, dejándolos hasta la madrugada bajo el intenso frío del desierto; y en otros momentos, durante el día, eran forzados a permanecer bajo el sol. Es importante notar que la arbitrariedad del castigo que denuncian los ex presos fue una fuente constante de amenaza y tortura psicológica. Los efectivos inventaban motivos para interrogarlos, supuestas planificaciones de fugas o sabotajes por parte de los presos“.

VÍCTIMAS

Si bien, hasta la fecha, no se han conocido antecedentes de prisioneros asesinados en el campo de concentración, lamentablemente, uno de ellos decidió terminar con su vida.

Según el Museo de la Memoria, “De acuerdo con declaraciones de testigos, Oscar Vega, militante del Movimiento de Acción Popular Unitario (MAPU), fue un antiguo dirigente político y sindical. Tuvo cargos directivos en la Federación campesina «Waldo Parra» y fue Presidente del Consejo Campesino de la Provincia de Atacama. Anteriormente había sido trabajador y dirigente sindical en las salitreras del Norte Grande”.

El 19 de septiembre de 1973 fue detenido por militares. Fue trasladado hasta el Regimiento Atacama de esa ciudad, luego hasta el Cuartel de la Policía de Investigaciones y finalmente, a la Cárcel de Copiapó. “En estos lugares de detención, de acuerdo a testigos, no obstante su edad, fue golpeado y maltratado física y psicológicamente. Durante su permanencia en la cárcel no tuvo ningún contacto con su familia, la que vivía fuera de la zona. Esta situación lo sumió en una profunda depresión que lo llevó a atentar contra su vida por primera vez mientras se encontraba recluido en el recinto carcelario”.

El 10 de noviembre de 1973, fue trasladado hasta Chacabuco. “Según un testigo, su depresión aumentó, pues en ese mismo lugar, en los tiempos en que funcionaban las salitreras, había trabajado y vivido con su mujer e hijos. El testigo recordó que le había enseñado su casa familiar de entonces, la que todavía estaba en pie”. Lamentablemente, “El 22 de noviembre, fue encontrado colgado de una viga, en el interior de la vivienda que compartía con otros prisioneros en el Campamento”, señalan en Museo de la Memoria y los Derechos Humanos.

Finalmente, se “llegó a la convicción de que Oscar González Vega tomó la determinación de quitarse la vida impelido por los maltratos físicos y psicológicos que sufrió durante el tiempo que estuvo privado de libertad por agentes del Estado. En consecuencia, lo declaró víctima de violación de derechos humanos”.