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Sábado 27 de Abril del 2024 05:11

Antofagasta exige justicia para Katherine Yoma: El acoso, la violencia y la negligencia matan

No podemos, como sociedad, permitir que el acoso, el bullying y la violencia encuentren un refugio en nuestras aulas y menos, que los profesores sean víctimas. La educación debe ser un pilar de seguridad, respeto y tolerancia para todos. La ausencia de acciones concretas en la Corporación Municipal y la falta de un apoyo real a quienes, como Katherine, se atreven a alzar la voz, son indicativos de una falla sistémica que requiere de una intervención urgente y decidida, comenzando por la misma cabeza de la institución, que debe asumir responsabilidades en lugar de esconderse bajo un manto de silencio.

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Cristian Reyes Herrera
Cristian Reyes Herrerahttps://www.diarioantofagasta.cl
Periodista, Licenciado en Ciencias de la Comunicación UCN. Diplomado en Estrategias para Contenido Digital UDP. Soy un #AntofaLover. Director y Fundador de DiarioAntofagasta.cl

Antofagasta está de luto. La trágica muerte de Katherine Yoma ha dejado al descubierto una herida profunda en el corazón de nuestra comunidad, una que habla de la indolencia institucional y de la violencia que se anida en los espacios que deberían ser seguros: nuestras escuelas.

Desde septiembre de 2023, Katherine, valiente en su vulnerabilidad, denunció ser víctima de acoso y agresiones en su lugar de trabajo. La respuesta de la Corporación Municipal de Desarrollo Social (CMDS) fue desoladora e inadecuada, optando por reducir el impacto del caso para proteger la imagen del establecimiento, en lugar de proteger a Katherine. La decisión de reubicarla y reducir sus horas de enseñanza, recortando su sueldo de forma drástica, no solo fue un castigo para ella sino también un mensaje alarmante sobre cómo se manejan estas situaciones bajo la actual administración.

El prolongado silencio del alcalde Jonathan Velásquez, cabeza de la CMDS y empleador directo de Katherine, es incomprensible e inaceptable. Ante una tragedia de tal magnitud, lo mínimo esperable es liderazgo, empatía y acción inmediata. Sin embargo se ha elegido mantener una indiferencia impresentable, mientras las calles de Antofagasta claman por justicia y respuestas.

Resulta irónico y profundamente preocupante que el alcalde Jonathan Velásquez, quien no ha vacilado en usar sus plataformas digitales para propagar “funas” y ataques que rozan el bullying contra los profesores, ahora opte por el silencio en sus plataformas sociales ante un caso tan grave como el de Katherine, que lo involucra directamente.

Un comportamiento que además de indiferencia e indolencia, refleja una forma de administrar que privilegia la imagen por encima de la integridad y la seguridad de los trabajadores. En un ambiente donde se debería fomentar el apoyo y la protección, lo que encontramos es una administración que castiga y trata de silenciar a quienes se atreven a denunciar la realidad de una pésima gestión frente a la crisis de la educación municipal.

No podemos, como sociedad, permitir que el acoso, el bullying y la violencia encuentren un refugio en nuestras aulas y menos, que los profesores sean víctimas. La educación debe ser un pilar de seguridad, respeto y tolerancia para todos. La ausencia de acciones concretas en la Corporación Municipal y la falta de un apoyo real a quienes, como Katherine, se atreven a alzar la voz, son indicativos de una falla sistémica que requiere de una intervención urgente y decidida, comenzando por la misma cabeza de la institución, que debe asumir responsabilidades en lugar de esconderse bajo un manto de silencio.

La responsabilidad comienza en los directos agresores, avanza por la dirección de la escuela y se extiende a través de la cadena de mando hasta las más altas instancias administrativas y políticas de la CMDS que no tomaron medidas a pesar de conocer los hechos. Es hora de que esas instancias asuman su responsabilidad mediante la salida inmediata y definitiva de la administración (no “sillas musicales” o enroques en otros cargos) de todos y cada uno de los involucrados, de la cabeza para abajo. Además se requiere un proceso judicial riguroso que persiga las responsabilidades y la implementación real de protocolos que garanticen que tragedias como la de Katherine Yoma no se repitan nunca más.

La trágica muerte de Katherine Yoma debe ser un punto de inflexión. No más silencio. No más indiferencia. Es tiempo de acción, de cambio y de justicia. Katherine, y tantos otros que han sufrido en silencio, no merecen menos que eso. Que el grito por justicia para Katherine se convierta en el comienzo de una transformación profunda en Antofagasta e inspire cambios en la educación en nuestro país. No podemos fallarle otra vez.

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