Preocupación y molestia ocasiona en Antofagasta, especialmente entre las mujeres de la región, las cifras de la Encuesta Suplementaria de Ingresos (ESI) 2017 del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) que arrojó una brecha de género entre los sueldos de las mujeres y los hombres de un 40,7%.
Los resultados correspondientes a 2017 indican que durante el 2017 en la región de Antofagasta los ingresos medio y mediano de los hombres se ubicaron en $860.220 y $649.441, respectivamente, mientras que en las mujeres alcanzaron $510.494 y $372.178, en cada caso.
Algunas de las diferentes mujeres líderes de la región expresaron a Diario Antofagasta su visión sobre este tema y las eventuales soluciones que se requieren para lograr una mayor equidad de género, poniendo fin a la discriminación salarial que afecta a las mujeres.
Andrea Merino, Consejera Regional (PS)
Los graves problemas de Antofagasta son la segregación y discriminación en todas sus formas, propias de una comuna donde la distancia entre los mayores y menores ingresos debe ser la más ancha del país. Hay que ser honestas y honestos y asumir que las mujeres además de ganar de un 30 a 40% menos, si le agregamos la variable pobreza, por ejemplo aquellas que viven en campamentos, la brecha aumenta.
El gobierno regional debe prepararse para definir políticas públicas y regionales, siendo sobre todas las cosas, consecuentes. Hace pocos días se abrazaron con el MEL en la sala Ossa y el documento (el cual se supone es de apoyo a la reactivación y empleo) no dice la palabra mujer en ninguna parte. Para qué decir la palabra contaminación. No entiendo como actores políticos y del movimiento social celebra ese acuerdo. En esta región la pobreza y desigualdad tiene cara y es de mujer.
Karen Rojo, Alcaldesa de Antofagasta (Ind.)
Creo que como género hemos ido ganando espacio paulatinamente y en todos los planos de la sociedad, sin embargo, la brecha salarial existente entre mujeres y hombres sigue siendo un obstáculo para nuestro desarrollo como ciudadanas, las cuales ponen el mismo entusiasmo, conocimiento e ímpetu para desarrollar una misma labor, sin embargo, en su remuneración no es igualmente valorado. Y este escenario se debe a una concepción cultural, en donde se subentiende que las mujeres trabajadoras poseen una pareja proveedora y todos sabemos que, en el mundo actual, ese escenario no es siempre así. La maternidad y la carga familiar que se asocia a las mujeres en relación a la crianza de los hijos es otro factor que se asocia a una baja remuneración.
Pese a ello, las mujeres ya despertamos y muestra de ello son las los movimientos y marchas que se desarrollan por una reivindicación del género. Las mujeres ya entramos al mercado del trabajo, al mundo político, académico y social y hoy nuestro esfuerzo es ganar esos espacios de manera sustentable y con equidad.
Catalina Pérez, Diputada (RD)
Lamentamos conocer los resultados de esta encuesta del INE, los que demuestran que todavía la brecha salarial entre hombres y mujeres en el país y en la región es abismal. No puede ser que todavía por desempeñar una misma función, con las mismas responsabilidades, muchas mujeres se vean sometidas a la injustificada injustica de recibir sueldos 40% inferiores que los hombres, lo que nuevamente nos remite a los profundos sesgos culturales y patriarcales enquistados en nuestro país. Creo que a pesar de los sucesivos esfuerzos y ajustes en las leyes, todos los gobiernos han fracasado en superar esta tremenda y vergonzosa desigualdad y más allá de eso, creo que ese fracaso también es de nuestra sociedad y su estructura que aún apunta a generar diferencias inexistentes entre ambos géneros. Sin embargo, esto debe impulsarnos a continuar trabajando para superar estas brechas que inciden directamente en otros indicadores, sobre todo si consideramos que muchos hogares de sectores vulnerables, tienen a una mujer como jefa de familia.
Katherine San Martín, CORE (RN)
Sobre la brecha Salarial de un 40, 7% que fue publicada recientemente, no va relacionado a un tema de capacidades o aptitudes de desempeño, sino, que responde a un tema de crianza y de carácter cultural.
Limitando a la mujer a roles laborales y quehaceres domésticos o trabajos menores, lo que se va a ver reflejado en ingresos inferiores. Esto, merma a la mujer en el mercado a optar a puestos de mayor competitividad.
