El COVID-19 y la cuarentena está poniendo a prueba las relaciones de pareja. El Centro Psicológico de la Pareja, la Persona y la Sexualidad (Ceppas) ha recopilado interesantes antecedentes acerca del impacto de la pandemia en las relaciones de pareja, ya que ha realizado numerosos procesos de psicoterapia online en este último tiempo.
“Estos han sido unos meses de muchos cambios, como si estuviésemos viviendo la vida en suspenso. Todo es incierto y todo puede parecernos una rutina diaria agotadora. Y sin escape a la vista”, explica Antonio Godoy, reconocido terapeuta de pareja y director del Centro Ceppas.
Según el experto, el quiebre de nuestra conocida “normalidad” va a afectarnos en diversas esferas, nos va a poner a prueba y también nos va a enfermar. “Sí, podemos enfermarnos de encierro, angustia o conflicto. Nos cuesta creer que aún no hay salida, pensamos que es simplemente dejar la vida en puntos suspensivos para luego retomar nuestra ansiada cotidianidad previa; pero esto puede seguir por mucho tiempo más”, detalla.
Algunas conclusiones de Ceppas son que quienes ya estaban algo deprimidos verán sus síntomas agudizarse, y que quienes navegaban en ansiedad probablemente hoy estén en franca angustia. Y esto, en la vida de pareja, puede significar que los conflictos también nos hagan pensar en adoptar medidas drásticas.
“Todo nos parece anormal, y sí, es esperable que lo sintamos de esta manera. Pero no debemos perder de vista que este nuevo contexto, de cuarentena, tiene mucho que ver en cómo estamos viviendo nuestros asuntos cotidianos. No esperemos sentirnos “normales”. Este contexto lo hace muy difícil”, dice Antonio Godoy.
INTROVERTIDOS Y EXTROVERTIDOS EN EL ENCIERRO
Quienes más mal viven este encierro son los temperamentos extrovertidos. Estos necesitan actividad intensa, cambio, novedad. Y así no es posible. Se desesperan, hacen aseo incansablemente, pero finalmente se van de a poco angustiando.
Los introvertidos se sienten en su territorio, sin embargo, este contexto puede aumentar su natural tendencia a aislarse. Y eso puede llevar a un peligroso ensimismamiento. No importa desde dónde lo vivan, los puede afectar negativamente.
El especialista de Ceppas explicaque “las parejas que venían con crisis pueden ver su relación ir a tumbos en estos meses. Insisten en tratar de resolver lo pendiente, en acercarse amorosamente, en hacer cosas entretenidas, aunque sea a la fuerza. Desde nuestra perspectiva, muchas veces estos esfuerzos resultan inútiles. Porque el contexto no ayuda a generar cambios. A veces nos rigidiza, no nos permite flexibilidad”.
Godoy detalla que lo que muchos recomiendan es construir una nueva rutina permanente, pero no sin antes desechar expectativas impracticables o, lisa y llanamente, irracionales.
Asegura que una buena dosis de aceptación es muy necesaria. “A quienes les ha tocado vivir una crisis de pareja en este encierro, lo más realista de hacer es colocar el conflicto entre paréntesis, sin fecha de cierre. Parece algo exagerado, o pesimista, pero no lo es. Entre estos paréntesis es necesario aceptar que hoy no hay salida, y darse el espacio suficiente a solas, para desenvolverse lo mejor posible en este inhóspito momento”.
¿Su recomendación?
No tratar de resolver, de conversar una y otra vez de los problemas; no intentar reencontrarse si no se está realmente a gusto con el otro. “Es posible estar distanciados emocionalmente y convivir de buena manera. Aunque suene paradójico, este cambio no es un buen momento para otros cambios”, concluye.