La mayor parte de los canales de televisión y los diarios de circulación nacional en Chile pertenecen a grupos empresariales partidarios de la continuidad del régimen político y económico imperante desde la dictadura militar, por lo que todo acto de protesta contra el sistema de lucro para pocos y endeudamiento para muchos es vinculado con hechos de violencia aislados.
Esta concentración ideológica de los medios de comunicación ha sido denunciada por organizaciones como el Colegio de Periodistas, pero el gobierno insiste en financiar con millonarias sumas de dinero a los grandes medios, en desmedro de medios locales, regionales e independientes.