Por Patricio Araya Vía Dorado

A 38 años de su muerte, hablar de Mario Bahamonde implica desempolvar la literatura nortina, implica retroceder en el tiempo y retratar la vida del prócer de la narrativa y la poesía del norte de Chile. Implica abrir un libro olvidado, un libro apolillado tal vez; un libro roto, cercenado por el tiempo; un libro teñido por la edad, teñido con el matiz del desierto. También implica respirar el aroma de la tierra; implica adentrarse en el drama de la pampa e intentar volver intacto, porque el sol que Mario Bahamonde pintó, quema con vehemencia, es auténtico, basta con dar vuelta la primera página para que te queme el calor extremo, la austeridad, la injustica social, la injustica de una época pretérita, aquella injustica que ahora yace en silencio, profanada, perdida en la llanura.

Vida y obra de Mario Bahamonde

En 1910, cuando en Antofagasta se inauguraba la Estatua a España y América, ubicada al noreste de la plaza Colón, al mismo tiempo, en Taltal, doña Amelia celebraba junto a su marido, el profesor Antonio Bahamonde, el nacimiento de su primer y único hijo, Mario Bahamonde Silva. Este hombre, de raíz chilota por parte de su padre y portuguesa por el lado materno, fue un personaje clave para el desarrollo y la difusión de la poesía y narrativa nortina. Al respecto, el escritor y poeta Nicomedes Guzmán afirmó que: “Bahamonde fue fiel a su tierra de piedras y arenales, de soles y distancias, camanchacas y huellas. Desde el primero hasta su último libro se escucha el latido del desierto y las voces de sus habitantes”.

Mario Bahamonde estudió Pedagogía en Castellano y Filosofía en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. Posteriormente ejerció como profesor de castellano en el Liceo de Hombres de Antofagasta, establecimiento que en la actualidad lleva su nombre. Si bien en un principio escribió poesía, en 1943, mientras Nicomedes Guzmán publicaba en Santiago La sangre y la esperanza, Bahamonde publicaba en Antofagasta su cuento El Cara’e Picante, obra que lo consolidó como escritor. Cabe señalar que Bahamonde, junto a Nicomedes Guzmán, Andrés Sabella, Gonzalo Rojas, entre otros escritores, pertenecieron a la llamada Generación del 38, movimiento artístico y literario que se caracterizó por plasmar la miseria y la decadencia social de la época. En literatura se convirtió en cuentista, novelista, ensayista y poeta. Fue fundador y dirigente del Grupo Letras de Antofagasta y por más de diez años fue columnista literario de “El Mercurio”. El escritor Nicomedes Guzmán le publicó en 1945 su primer libro de cuentos que llamó “Pampa volcada”, en cuyos episodios están los hombres y el paisaje del norte salitrero que se puede apreciar en su prosa varonil y poética, llena de sol y significados”, señaló el escritor magallánico Marino Muñoz Lagos.

El Cara’e Picante

El Cara’e Picante, el cuento más notable de Mario Bahamonde, fue publicado por primera vez en 1943, en el libro Tres cuentos del norte, edición que fue parte del esfuerzo de la Municipalidad de Antofagasta por difundir la cultura y la literatura nortina. Esta obra, de inconmensurable valor patrimonial e histórico, describe con realismo la vida en la pampa salitrera, específicamente en la Pampa Unión.

La primera parte de este cuento se titula La tierra, nombre que advierte la mayor inspiración literaria de Mario Bahamonde: el desierto de Chile. El escritor comienza contextualizando, describe la tierra cuya historia conocía a la perfección, basta con recordar que en 1978 publicó el Diccionario de Voces del Norte de Chile, libro de gran valor historiográfico. De esta manera va retratando la pampa, el desierto, aquel paisaje que en principio pareció inhóspito pero que finalmente fue dominado por los hombres. “Debieron ser rudos, atrevidos, obsesionados por ideas audaces”, escribió, pensando en los hombres que pisaron, por primera vez, su amada tierra; la única tierra que pudo haber descrito de forma tan bella sin escribir poesía. “Soy nortino y escribo de lo que soy…”, le dijo en 1976 a un profesor que le solicitaba su autorización para incluirlo en una Antología.

Un detalle notable de esta primera parte, está en que Bahamonde hace referencia al derrotero de Nicolás Naranjo, quien (según cuenta la leyenda) perdió diez libras de oro puro en Atacama. Quién sabe, quizá el tesoro sigue ahí, en el Cerro Coloso, como afirmó Mario Bahamonde en este cuento. Así empieza El Cara’e Picante, devolviéndole la vida a la historia local.

Luego, en el segundo apartado llamado “El Cara’e Picante”, aparece él, un pampino inmerso en la pobreza y la agitación política de la época. A este personaje Mario Bahamonde lo presenta como un auténtico trabajador de la pampa salitrera: analfabeto, sin ningún tipo de protección social, bebedor; un hombre que trabaja sin descanso, viviendo en un tugurio, sin servicio higiénico, con un pésimo salario y, por supuesto, sin otra alternativa; en resumen, un hombre con un trabajo y una vida de sufrimiento, fiel reflejo del pasado cruel de Atacama. En este sentido, Bahamonde escribió: “¡Cómo se podía soportar esa nube densa y penétrate que vomitan las maquinarias en sus molienda infernal!”. Impresiona la manera en que el escritor logró traspasar al papel la angustia del obrero, desesperado por el hambre, el calor y la enfermedad. Impresiona también cómo Bahamonde incorpora la jerga del campamento salitrero, valiéndose de ella para darle vida a cada personaje. Así dotó de sentido y razón a la obra,  salvaguardando aquel lenguaje típico.

Este personaje, que bien pudo haber pertenecido a alguna novela de Nicomedes Guzmán u Oscar Castro, representa la desesperación, el cansancio, la brutalidad de vivir en la pampa. Simboliza la agonía que mucha gente sintió en aquella época, gente que permanece en el recuerdo de uno que otro anciano o anciana, gente que el tiempo barrió, restos que sólo quedan en algún libro de historia. ¿Qué estaría dispuesto a hacer un pampino por un poco de placer, placer ilusorio, por cierto? ¿Hasta dónde llegaría con tal de escapar un momento de su agonía? Esto se responde en este cuento, que más que cuento es una historia, una historia que bien pudo ser real y fue salvada por este escritor.