Como un excelente panorama familiar y parte de traer la historia hasta nuestras manos, los automóviles clásicos se han tomado la explanada del Estadio Regional de Antofagasta en una exposición que asombra por los estilos y colores presentados en una actividad que lleva años reuniendo a los fanáticos de los fierros y tuercas.
Una actividad que promueve el compartir sanamente y el juntar experiencias y anécdotas que guardan los vehículos hoy vistos como clásicos, pero que han sido parte de la vida de sus exhibidores. Así lo comentó Samuel Gaete, quien ocupó uno de los espacios para exhibir su “joyita”.
“Me crié en los fierros, en los cacharros, estos camiones mi papá lo tenía para trabajar, hemos vivido esta experiencia, la gente ahora los mira como antiguos, pero nosotros los vimos cuando estaban trabajando, cuando eran los vehículos de la moda, de los años que uno se crió en estos cacharros”, contó.
Recalcando lo positivo de este tipo de actividades realizadas en la capital regional, señalando que “es súper porque es una manera muy sana de distraer a la gente, aquí nadie mira qué vehículo está más bonito que el otro, nada, aquí cada uno trae su vehículo y lo exhibe como corresponde (…) Aquí todos hablamos de fierros, pero en general se hace como una amistad, nos ayudamos entre nosotros, de repente sale uno con “oye estoy en tal parte me pasó esto”, porque son vehículos antiguos entonces van a dar sus panitas, uno no termina nunca, pero se agarra mucho cariño, mucha unión entre compañeros, todo es sano”.
UN SUEÑO HEREDADO
Como bien contaba Samuel, el amor por los autos nació desde la niñez, caso similar que llevó a Sebastián Bermudez, otro de los exhibidores, a participar de estas instancias realizadas en varias oportunidades en la ciudad.
“La pasión por los vehículos antiguos partió netamente porque se fue heredando de padre a hijo, en este caso mi papá tenía un sueño que era el Ford Mustang del año 66 descapotable y el auto que le encantó y bueno, se dio la oportunidad con mi hermana de poder comprarlo y poder regalárselo”, como una forma de cumplir un sueño que llevaba años en sus corazones. Un modelo añorado que llegó desde Estados Unidos a tierra antofagastina y que, pese a lo que se podría pensar de un auto de 50 años, sorprende por sus prestaciones.
De esta forma, Sebastián y su padre se interiorizaron en el mundo de estas presentaciones, donde llegan autos de todo tipo; modernos, eléctricos, clásicos, europeos, japoneses y tanto más. Conformando así un grupo de automóviles de esta índole, que los motiva a reunirse durante un par de fines de semana al mes para contar sus experiencias y cómo no, sumar nuevos clásicos en la pista.
Agregando que “Nos empezamos a conocer con las personas, sacamos los números de teléfono y nos empezamos a poner de acuerdo para juntarnos y conformar así un club y ahí comenzó todo, nos empezamos a juntar prácticamente domingo por medio ahí en la explanada del Jumbo para mostrar los vehículos, la gente se acerca, los ve, algunos quieren subirse”, lo que emociona a los miembros que conforman este club, que espera deslumbrar a la comunidad en una nueva muestra a fines de octubre.
Con estas actividades se busca promover la vida familiar y al aire libre, para que grandes, jóvenes, niños y niñas se empapen de las novedosas historias que guardan los autos clásicos, de una forma entretenida y diferente.
