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Martes 23 de Abril del 2024 20:36

El giro de Amplitud

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1891640Amplitud ha cumplido un año de existencia política. El balance, sin duda, es positivo y alentador. Positivo, porque han ido cumpliendo sus metas territoriales, organizacionales y han sido exitosos en su posicionamiento político; y, alentador, porque si su diagnóstico sobre la “realidad chilena” es correcto gozarán de buena salud por lo próximos años. Durante este primer año de existencia su acción política estratégica ha estado orientada en dos direcciones: construcción de partido y rol político en busca de un lugar en el juego político. Ha sido un año de “siembra”. Para Amplitud, no hay “aplanadora” ni “retroexcavadora”; al contrario, han instalado un concepto: “sembradora”.

En el primer caso, no sólo se trata de construir orgánica e inserción territorial, sino también de fundar su acción política sobre una idea fuerza central: la libertad. Las ideas están por delante han insistido desde Amplitud. Desde el punto de vista de la organización comenzaron en marzo recorriendo el país con el lema “Ampliando Chile”. A fines de marzo, abren su sede central y desde abril comienza a funcionar el comité político y el comité ciudadano. Luego, vendrá el comité profesional, las comisiones sectoriales –salud, educación- y el comité electoral. Lentamente, por tanto, se han ido insertando en la política chilena.

Hoy, a un año, anuncian elecciones internas por medio del voto electrónico. Al mismo tiempo, observamos, que en los hechos funcionan como partido y que tienen una amplia red de adherentes y representantes. Hay de todo: parlamentarios, consejeros regionales, alcaldesa, concejales, ex funcionarios de Piñera, ex miembros de Red Liberal, ex militantes RN, etc.

En relación al rol político su acción ha estado orientada a posicionarse en la coyuntura nacional como un referente válido y articulador de acuerdos en una “posición” que oscila entre el centro y la derecha. Esta búsqueda –que de alguna manera coincide con la construcción de “identidad”- se ha venido manifestado por medio de tres tácticas de poder: tener claro que Chile ha cambiado, instalar posición frente a los más diversos temas de la coyuntura nacional y tender “puentes” y articular acuerdos con fuerzas de todo el espectro político.

En Amplitud, hay plena conciencia de que “Chile ha cambiado” y que se necesitan cambios y “reformas”. Sin duda, el movimiento ha cooperado en los temas valóricos y políticos. A su vez, ha mostrado distancia con la reforma tributaria, educacional y laboral. Desde el primer día el movimiento se mostraba abierto “al debate de las reformas… para lograr los cambios que profundicen nuestra democracia y acojan las transformaciones sociales que los chilenos necesitan”. Días más tarde, Lily Pérez en su carta renuncia afirmaba que “Chile cambió… seguiré apoyando ese cambio que nuestra sociedad nos pide día a día”. Tiempo después, Karla Rubilar insistía en “no le tememos a los cambios, estamos dispuestos a cruzar fronteras… vamos a trabajar en torno a las reformas que vienen… Chile cambió y a Amplitud le gustan estos cambios”.

Cómo una forma de posicionarse y encontrar su “identidad” han ido instalado “posición” sobre un amplio conjunto de temas: temas valóricos -fijan posición favorable en torno al aborto terapéutico, auto cultivo de marihuana y matrimonio igualitario-; reformas políticas –voto chilenos en el exterior, fin binominal y financiamiento de la política-. En agosto, no sólo hacen indicaciones al proyecto de reforma educacional, sino también presentan una propuesta alternativa y a fines de mes condenan las violaciones a los D.D.H.H. cometidas durante el régimen de Pinochet.

Finalmente, desde el primer momento han buscado acercamiento e instalar “puentes” con distintos actores de la política y del mundo social: del gobierno al Movilh y de Velasco a Piñera.

Se observa, en definitiva, que el posicionamiento político de amplitud ha transitado en este año de la “centro-derecha” al “centro liberal”. De este modo, cada día están más lejos de la Alianza y potencialmente de la opción Piñera. Hoy lo ha dicho Lily Pérez: “nos vamos de la alianza”. Seamos claros. Esta afirmación es parte de un proceso que se viene incubando desde hace meses. En su manifiesto fundacional y en las primeras declaraciones hay una clara identificación con la derecha o la “centro-derecha”. De hecho, explican su quiebre por la necesidad de “ampliar” las bases de apoyo del sector y recuperar los votos perdidos por la alianza. En esta posición están durante largos meses.

Sin embargo, desde octubre –sobre todo, desde su primer congreso- se comienza a consolidar la tesis del “centro liberal” y a configurar un acercamiento con Red Liberal y Fuerza Pública. Desde entonces, el movimiento comienza entenderse a sí mismo como de centro.

Este es, el hecho político más relevante no sólo para su corta existencia, sino también para el sistema político en general. En primer lugar, porque da cuenta de la consolidación del espacio liberal en el Chile del nuevo ciclo social y político; y, segundo, porque se instala –potencialmente- una fuerza política que viene a romper el eje Alianza-Concertación, o si se quiere, la política duopolica del SI y del NO.

El hecho, también es políticamente relevante porque su presencia debilita política, ideológica y electoralmente a la Alianza –RN, UDI, Piñera- y al centro político –principalmente, la DC-. Este año será crucial para el desenlace de estos movimientos de la tectónica del poder.

En definitiva, Amplitud ha encontrado un nicho político: el emergente espacio liberal. Pero, su gran peligro radica en que son culturalmente de izquierda, económicamente de derecha y políticamente de centro.

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