El país está viviendo una catástrofe. Unos incendios con una capacidad destructiva pocas veces vista, están dejando como saldo destrucción y sufrimiento para miles de personas.
En momentos como estos, Chile a lo largo de su historia ha sabido ponerse de pie y hacer de la generosidad la principal herramienta para salir adelante y vencer las adversidades.
Es por esto que resulta del todo lógica la propuesta de destinar parte de los $600 millones de pesos que se pretenden gastar en el festival “La perla vuelve a brillar” para prestar ayuda a quienes lo han perdido todo en los incendios.
Y es más, hay voces que consideran que ni siquiera debería realizarse este espectáculo y que todos los recursos restantes se utilicen en problemáticas de Antofagasta sin resolver como las quemas de La Chimba, mal estado de escuelas y consultorios, reparación de espacios públicos y áreas verdes, mejoras de playas y parques, limpieza de calles, implementación de seguridad municipal y políticas anti-delincuencia, entre otras muchas falencias sin atender.
Si la decisión estuviera en mi o en cualquiera de la mayoría de los vecinos de bien de la comuna, sin lugar a dudas la determinación ya estaría tomada y sería ayudar a quienes lo necesitan además de atender las urgencias de la ciudad, en vez de gastar millonadas en un festival, que a estas alturas solo parece buscar sumar algunos puntos de popularidad para una administración necesitada de logros.
Hay miles a quienes se les están quemando sus hogares. Hay otros que están perdiendo la vida. No es momento para la farándula ni para andar de fiesta usando la plata de la ciudad como si fueran fichas de un casino.
Miles de compatriotas necesitan ahora mismo un gesto solidario. En Antofagasta debemos recuperar valores como la generosidad. Una ciudad realmente brilla cuando da el ejemplo demostrando solidaridad, educación, respeto y valores humanos, en vez de privilegiar la farándula, el show y el espectáculo.
