La reciente controversia en Antofagasta, donde el alcalde Jonathan Velásquez emitió comentarios que han sido considerados de forma generalizada como homofóbicos en respuesta a críticas por su gestión y su disfraz del payaso Joker, deja reflexiones sobre el tipo de liderazgo que nuestra comunidad necesita y la necesidad de elevar el nivel del debate.
La política, en su esencia, debe ser un espacio de debate serio y respetuoso. En lugar de recurrir a descalificaciones personales y burlas, los líderes políticos deben enfocarse en la resolución de problemas, en escuchar las preocupaciones de los ciudadanos y en trabajar incansablemente para mejorar la calidad de vida en sus comunidades.
Bajo esta perspectiva, la política local no necesita a un Joker que actúe con imprudencia y distraiga la atención de los problemas reales que la ciudad enfrenta. En tiempos complejos, la seriedad y determinación de Batman pueden resultar mucho más útiles. Se requiere de la valentía de un héroe para enfrentar desafíos difíciles, determinación para hacer lo correcto y la capacidad de trabajar y brindar seguridad a sus ciudadanos, aunque sea desde el anonimato, sin fotos, videos ni likes en redes sociales.
Los ciudadanos merecen autoridades que dediquen su tiempo y energía a asuntos esenciales: mejorar la seguridad, calidad de vida, infraestructura, solucionar problemas cotidianos y garantizar un entorno seguro y limpio para todos.
Es importante destacar que, si bien las faltas de respeto del alcalde Velásquez no son justificables, esto tampoco justifica las faltas de respeto en su contra. Como líder de la comunidad, debe ser respetado por lo que representa su cargo. A su vez, los ciudadanos esperan que el alcalde sea el primero en dar el ejemplo en términos de respeto y consideración hacia los demás.
La política debe ser un espacio de debate constructivo y respetuoso. Las diferencias de opinión son una parte fundamental de cualquier democracia saludable, pero deben ser abordadas con madurez y respeto. Insultos y burlas no llevan a ningún lado, solo sirven para dividir a la comunidad y debilitar el tejido social.
En tiempos donde los desafíos locales son numerosos, desde la seguridad y el orden público hasta el desarrollo económico y social, es crucial que los líderes políticos se concentren en trabajar y encontrar soluciones.
Antofagasta merece liderazgos a su altura y que trabajen incansablemente para el bienestar de todos. El debate político no debe transformarse en un espectáculo circense, sino en una demostración de responsabilidad y respeto hacia aquellos a quienes en tiempos de campaña se les pide el voto.